Es cosa de familia. Mi padre es un futbolero increíble, se traga desde los partidos de Segunda hasta los de la Liga italiana y, por supuesto, los de su equipo, el Valencia. En casa sólo se habla de fútbol.

 

 

Mis padres están muy contentos con mi carrera, pero el fútbol les tira más que el tenis. Muchas veces hablamos de tenis, sí, pero al final acabamos casi siempre en el fútbol.

 

 

En casa existe un lío terrible. Mi hermano mayor y mi padre son forofos del Valencia, mi madre es seguidora del Real Madrid y yo soy del Barcelona. Con ese panorama, las discusiones son constantes y apasionadas.

 

 

Sí, cuando era joven jugaba con el equipo de nuestro pueblo, el Javea.

 

 

No, porque nunca intenté ser futbolista profesional. De pequeño me encantaba jugar en la calle con los amigos, pero por delante siempre estaba el tenis, que se me daba mucho mejor.

 

 

Sí, Rafa la toca muy bien, siempre que echamos un partidillo de fútbol es de los que más destacan.

 

 

No lo hago mal, pero Nadal lo hace mucho mejor que yo.

 

 

De mediapunta, como Laudrup. Cuando echamos un partido entre nosotros, la demarcación se escoge según el puesto que uno ocupa en el ranking.

 

 

Estoy ahora en un buen momento. Mi actual temporada ha sido magnífica, pero para acabar jugando como delantero tengo que trabajar mucho más duro todavía.

 

 

Un futbolista impresionante, un central corpulento, pero muy técnico y que sacaba muy bien el balón desde atrás.

 

 

Es culpa de un amigo de mi padre. Empezó regalándome una camiseta del Barcelona y luego un reloj cuando el Barça ganó la Liga de Campeones. Así empezó todo. Además, me pilló la época en que el equipo catalán lo ganaba todo, con el Dream Team.

 

 

En aquellos tiempos me impresionó mucho Laudrup... y también Romario.

 

 

No creo, el brasileño era un genio, dentro y fuera del campo, y como juerguista me superaría de largo. Un tipo que decía que si no salía de noche, no rendía, me dejaría en pañales porque yo soy todo lo contrario: si no descanso, no rindo al día siguiente.

 

 

Soy de los que tienen que cuidarse mucho para poder rendir a tope.

 

 

La cantera española es impresionante y la gente que ha pegado el salto a lo profesional está respondiendo muy bien. No es sólo Nadal, están Verdasco, Robledo o Feliciano López, gente con mucho talento que va a dar mucho que hablar.

 

 

Como a todo el mundo, regular. Estoy preparando Wimbledon entrenándome sobre hierba sintética, aunque no es lo mismo.

 

 

No es un torneo fácil, realmente ninguno lo es, pero en Wimbledon, además de la hierba, depende de quién te toque para seguir adelante, y hasta ahora nunca he logrado pasar de la primera ronda.

 

 

Es algo muy difícil y depende de muchos factores. Por ahora, me conformo con ir poco a poco.

 

 

¿Un color? El azul.

 

¿Una ciudad? Valencia.

 

¿Un nombre de mujer? Yolanda.

 

¿Una canción? Lo más lejos a tu lado, de Fito y los Fitipaldis.

 

¿Una película? La vida es bella.

 

¿Su ídolo? Guardiola.

 

¿Un libro? Los pilares de la Tierra.

 

¿Un personaje histórico? Napoleón.

 

¿Un viaje soñado? Santo Domingo.

 

 

Si Rafa Nadal no hubiera hecho una de las mejores temporadas que se recuerdan de un tenista, David Ferrer sería la referencia del tenis español actual. Su año 2005 está siendo espectacular y ya es un tenista temido por los más grandes del circuito internacional. Sin ir más lejos, este año ha apeado al argentino Gastón Gaudio en Roland Garros, aunque luego sucumbió ante Nadal.

 

 

Nació en Javea (Alicante), el 2 de abril de 1982. Mide 1,78 metros y pesa 72 kilos. A los 13 años cambió Javea por Gandía, Alicante por Valencia, y dos años después se marchó a entrenarse a Barcelona tras recibir una propuesta de la Federación Catalana de Tenis, pero no le fueron bien las cosas. Luego pasó nueve meses en la Academia Juan Carlos Ferrero, en Villena (Alicante), para regresar definitivamente a Javea.