Las catas arqueológicas acometidas en el casco histórico de Cantillana (Sevilla) con motivo de unas obras del Plan de Fomento del Empleo Agrario (Pfoea) han deparado un nuevo hallazgo. Después de que en noviembre fuesen descubiertos un espectacular mosaico romano y un pozo también legado de la antigua Naeva romana y que a continuación fuesen recuperados segmentos de muro de edificaciones romanas y un gran trozo de friso de mármol, ahora ha sido hallada una moneda de bronce del siglo III de la presente era.

Recordemos que en principio, las catas arqueológicas asociadas a una obra del Pfoea proyectada en la calle Sacristán José Díaz Hidalgo, en pleno casco histórico de Cantillana, supusieron el hallazgo de un magnífico mosaico del siglo II en bastante buen estado de conservación, así como los restos de un pozo acompañado de ornamentación, vestigios ambos de la antigua Naeva romana.

Ya entonces, la alcaldesa de Cantillana, Ángeles García, manifestaba a Europa Press que la idea es que una vez investigado por completo tanto el mosaico como el pozo, las administraciones promueven un proyecto "arquitectónico y arqueológico que permita" la conservación de los vestigios en la citada calle y su contemplación.

"RESTOS MUY INTERESANTES"

Pero poco después, las catas incluidas en una obra también enmarcada en el Pfoea y programada en la calle Iglesia, colindante a la calle Sacristán José Díaz Hidalgo, depararon el hallazgo de varios

segmentos de muro procedentes de edificaciones romanas y un gran trozo de friso de mármol decorado, en buen estado de conservación. "Han salido nuevos restos y parece que son muy interesantes", manifestaba así la alcaldesa de Cantillana.

El caso es que las citadas catas arqueológicas de la calle Iglesia han supuesto además el hallazgo de una moneda de bronce datada en el siglo III. Tras un profundo proceso de limpieza para liberar la moneda del óxido, ha quedado de manifiesto que se trata de una moneda en cuyo anverso figura el perfil coronado del emperador Claudio II "el gótico" (268-270).

La importancia de este descubrimiento radica en la aportación de una fecha muy concreta para el derrumbe o abandono de los edificios cuyos arranques de muro se conservan en la calle Iglesia. Y es que según el arqueólogo José Antonio Valiente, encargado de estas catas, fue el siglo III el momento en que se abandona ese conjunto arquitectónico de la Naeva romana y esta moneda viene a "corroborarlo fehacientemente".