Ojo Guareña, de estalactitas y estalagmitas: 110 kilómetros de cuevas vírgenes en Burgos

  • El Monumento Natural de Ojo Guareña oculta bajo tierra más de 110 kilómetros de cuevas vírgenes, algunas visitables.
  • Es uno de los mayores conjuntos de estalactitas y estalagmitas de España.
  • Es el tercer complejo kárstico más largo de España y el decimoctavo del mundo.
Una imagen de la Cueva Palomera, en Ojo Guareña (Burgos).
Una imagen de la Cueva Palomera, en Ojo Guareña (Burgos).
JCYL
Una imagen de la Cueva Palomera, en Ojo Guareña (Burgos).

Ojo Guareña es un lugar de interés por su entorno natural, su valor paisajístico y especialmente por lo que no se ve. Este Monumento Natural oculta bajo tierra más de 110 kilómetros de cuevas vírgenes, algunas de ellas visitables. En este rincón al norte de la provincia de Burgos encontramos uno de los mayores conjuntos de estalactitas, estalagmitas y coladas de España, así como pinturas rupestres, especies invertebradas endémicas, simas inalcanzables y techos que brillan en la oscuridad cuando se les pasa un haz de luz.

La importancia de este Monumento Natural de 13.850 hectáreas no solo radica en la superficie, sino también en sus entrañas, bajo tierra. 110 kilómetros de cuevas naturales, sin prácticamente haber sufrido la acción del hombre, se extienden en un complejo kárstico único en España por sus características, que conforman el tercero más largo de España –se espera que en unos años, al tiempo que se sigan descubriendo nuevas galerías, vuelva a liderar el ranking- y el decimoctavo del mundo.

Un conjunto donde una de sus grandes protagonistas es la llamada cueva Palomera, declarada Bien de Interés Cultural, y de acceso medianamente sencillo pero totalmente salvaje en su interior, con una extensión máxima para visitantes de 2,5 kilómetros –dificultad media, puesto que no se necesita escalar ni descender con arnés-. La cueva constituye un punto caliente de biodiversidad mundial por contar con hasta 35 especies invertebradas endémicas.

La visita comienza en la Dolina de Palomera, desde donde se puede vislumbrar la entrada a la cueva y en cuya rampa se descubrieron cerámica prehistórica, lascas de sílex, percutores, molinos de piedra y útiles de hueso. Una vez dentro, el visitante desciende unos 70 metros. En esta primera sala encontramos cómo los techos brillan fruto de la condensación del agua y las bacterias de su interior. También destaca la Sala de la Pinturas, donde sobresalen algunas pinturas rupestres de entre 11.200 y 10.600 años de antigüedad.

La cuarta parada de la visita es la Galería Principal, que posee un hundimiento en el techo que permite observar un conducto calizo del tercer nivel, mucho más rojizo, así como un fósil de una caracola y de un erizo de mar, lo que deja entrever que hace muchos miles de años el mar llegaba hasta ese punto. A continuación, una de las estancias más impactantes de cueva Palomera: el Balcón del Enterramiento. Coladas, estalactitas y estalagmitas de diferentes coloraciones decoran el espacio donde reposan también los restos de un enterramiento que es toda una incógnita para los expertos.

A partir de aquí, la cueva se ramifica. Por cada kilómetro cuadrado en la superficie, hay 30 kilómetros de galerías subterráneas. Una parada maravillosa dentro del recinto es la estancia en la que se puede ver la sima Dolencias (23 metros de profundidad) y el sumidero del Arroyo de Villamartín (54 metros). En la cueva Palomera destacan dos salas: la Sala Cacique y el Museo de Cera, llamada así por la gran cantidad de estalactitas y estalagmitas que posee, destacando una gran columna en medio de la sala.

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