"Me encontré a mi madre meada hasta las orejas y con caca en las piernas"

  • Estan en Alcobendas y en San Sebastián de los Reyes.
  • Hay 57 mayores afectados.
  • "Las cucarachas correteaban por encima de ellos".
Dos mayores, sentados ayer en los terrenos de la residencia. JORGE PARÍS
Dos mayores, sentados ayer en los terrenos de la residencia. JORGE PARÍS
JORGE PARÍS
Dos mayores, sentados ayer en los terrenos de la residencia. JORGE PARÍS

"Me encontré a mi madre con los pañales rotos, meada hasta la orejas y con caca en las piernas". Es el testimonio de María Dolores, cuya madre estuvo en 2005 mes y medio en la residencia privada para mayores San Eduardo de San Sebastián de los Reyes.

Los voluntarios iban de mala gana, diciendo: 'A ver qué nos encontramos hoy'
desde junio -, por acumular "infracciones graves" en la atención sociosanitaria.

Tienen un mes para cerrar -y poder realojar a los ancianos y les ha multado con 120.000 y 100.000 euros, respectivamente.

"Soy una protectora de las personas mayores"

La directora de San Eduardo, Rosa Jiménez (que tiene otra residencia, San Eduardo II, en la calle Cerezo también en San Sebastián de los Reyes), aseguró ayer que no tiene "ninguna notificación". Se define como "protectora de las personas mayores" y dijo que recurrirá la orden de cierre. Ayer había 57 ancianos en San Eduardo, cuyos familiares pagan 1.200 euros al mes.

"Años denunciando"

"Llevábamos años denunciando la situación de San Eduardo", asegura Pedro Martínez, responsable de protección civil de San Sebastián de los Reyes.

Había tantas cucarachas que correteaban por encima de los ancianos
"Era una vieja conocida. Los voluntarios iban de mala gana, diciendo:
'A ver qué nos encontramos hoy'," cuenta. María Dolores asegura que su madre salió de San Eduardo "con
hongos en la boca". Tenía alzhéimer y estaba "atada con una correa".

La mujer de Miguel sufría una enfermedad degenerativa. Estuvo interna en San Eduardo desde 1999 hasta que murió, en 2006: "Cada día era una sorpresa"."Sólo había una persona por planta -tiene tres-. El 80% no tenía título y hacía de todo: la comida, arreglar algo, darles la medicación...". "Los lavaban a todos con la misma esponja", asegura Miguel. Eva (nombre ficticio), que trabaja en San Eduardo, añade que con la misma toalla "secaban a tres personas".

"Todos los vamos a celebrar"

La despensa estaba "vacía" y en la cocina había siempre "un charco de agua". "Hay poca ventilación y los baños huelen mal", cuenta. Asegura que "había tantas cucarachas que correteaban por encima de los ancianos". "Todos lo vamos a celebrar", aseguró ayer a Martínez. Su "alegría" la comparten María Dolores y Miguel, incluso Eva, que trabaja allí.

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