Su poder de influencia en los consumidores es tal (5 millones de seguidores en Instagram) que cuando se pone un abrigo, un vestido, una blusa o un par de botas... el producto se agota en las tiendas. Algunos lo denominan ‘efecto Olivia’, ¿pero quién es esta chica rubia de 1,68?
Saltó a la fama a los 22 años por formar parte del reality The City, un spin-off de la serie de MTV The Hills, que seguía las vidas de sus miembros en Nueva York. Una especie de Gossip Girl (serie de televisión protagonizada por Blake Lively) pero en la vida real.
En él, se mostraba a una Palermo fría y superficial que trabajaba en el departamento de relaciones públicas de la diseñadora Diane von Furstenberg. De hecho, se trata de una etapa que la it girl neoyorquina parece querer dejar atrás: "Fue una buena experiencia de aprendizaje, pero me gustaría que se tuvieran más en cuenta mis actividades filantrópicas y comerciales", contesta diplomáticamente.
Desde entonces, ha construido su propio modelo de negocio centrado en acuerdos con varias marcas de moda y una web (que gestiona un equipo de cuatro personas, una de ellas, su hermano), en la que da pistas y consejos sobre belleza, moda y estilo de vida... además de enlazar a las tiendas online en las que puedes comprar la ropa que lleva.
¿Una marca de moda propia?
De momento, no tiene marca propia (todo se andará), sino colaboraciones puntuales con firmas, como la que acaba de cerrar con la española Pretty Ballerinas: Ocho zapatos para ocho momentos, es la idea en torno a la que gira la colección para el verano 2018 que Palermo propone. Un calzado capaz de adaptarse a cada momento del día combinado con cinco clutch. ‘El matrimonio’ con el grupo Mascaró no sorprende ya que Palermo lleva años luciendo sus creaciones, que conoció a través de su amiga Naty Abascal.
Huebl y Palermo pasan mucho tiempo viajando entre Nueva York, Londres y Hamburgo, donde está ubicada la sede de Promod Model Agency, agencia de modelos en la que trabaja. Así que durante las innumerables horas de vuelo, en lugar de dormir, las aprovecha para adelantar trabajo que tiene pendiente. "Hace que me sienta muy productiva", confiesa. Lo que nunca falla (o eso intenta) es ir a esquiar cada invierno a Francia, después de pasar las Navidades entre Nueva York y Palm Beach.
De familia acomodada, Palermo atribuye todo el mérito de su buen gusto a su madre, la interiorista, Lyn Hutchings: "Mi amor por las chaquetas lo he heredado de ella". Y no solo eso: sabe que en el mundo de la moda puede ser criminal que te vean dos veces con la misma ropa por lo que en alguna Semana de la Moda ha llegado a lucir hasta cuatro modelitos en un mismo día.
Sus padres se divorciaron cuando era una niña por lo que vivió a medio camino entre Connecticut y el este de Manhattan. Aunque no suele hablar de su vida privada, recientemente hizo público que creció con una discapacidad de aprendizaje por lo que las cosas siempre han sido "un poco desafiantes" para ella.
Quizás por eso, con 19 años, decidió abandonar la carrera de periodismo para centrarse en lo que realmente le gustaba, la moda: "Simplemente cambiaron mis intereses", argumenta. A partir de ahí, comenzó a hacerse un hueco como modelo ya que era asidua de los saraos donde se daba cita toda la socialité y empezó a ser conocida por sus apariciones en fotos.
Muy disciplinada
Con 2018 ya casi a la vista, Palermo espera poder continuar desarrollando su empresa, que su marca evolucione y crezca. Ganas no le faltan para seguir construyendo un imperio perfectamente pulido.
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