Los acontecimientos excepcionales vividos en Cataluña en los últimos años, en los que los gobiernos presididos por Artur Mas y Carles Puigdemont han impulsado un proceso a favor de la independencia, han provocado, a su vez, -y como efecto ‘boomerang’- que por primera vez pueda conformarse una alternativa de gobierno de partidos que defienden nítidamente la unidad de España, según coinciden la mayoría de encuestas.

En concreto, el llamado por el independentismo ‘frente unionista’ o ‘coalición del 155’ que conformarían Ciudadanos, el PSC y el PP disputan la victoria en escaños al bloque independentista que forman ERC, Junts per Catalunya y la CUP. La mayoría de encuestas publicadas hasta la fecha apuntan a que el grupo de partidos independentistas podría perder la mayoría absoluta en escaños (no la tenía en número de votos) al quedar por debajo, por muy poco, de los 68 diputados (la mitad más uno del Parlament).

No obstante, el llamado bloque unionista (C’s, PSC y PP) necesitaría el apoyo también de Catalunya en Comú, que por el momento apuesta por un gobierno transversal de izquierdas con ERC y el PSC, coalición que tampoco sumaría mayoría absoluta según los sondeos.

¿En qué puntos están de acuerdo Ciudadanos de Inés Arrimadas, el PSC de Miquel Iceta, y el PP de Xavier García-Albiol de cara un hipotético gobierno constitucionalista?

Los tres partidos defienden la Constitución Española y el Estatut de Autonomía de Catalunya. Por tanto, la legalidad vigente que habrían vulnerado los partidos independentistas al optar por la vía unilateral y aprobar la declaración unilateral de independencia, lo que llevó al Gobierno de Mariano Rajoy a aplicar el artículo 155 de la Constitución, con el apoyo precisamente del PSOE de Pedro Sánchez y de Ciudadanos de Albert Rivera. Otro punto que une a los tres partidos es, por tanto, el rechazo frontal a la independencia de Cataluña y la defensa de la unidad de España, amparada en la Constitución.

Un tercer punto de coincidencia, según los programas electorales y las declaraciones realizadas por sus dirigentes, es la necesidad de acabar con lo que consideran monopolización de los medios de comunicación públicos catalanes (TV3, Catalunya Ràdio…) en favor de la causa independentista.

Asimismo, C’s, PSC y PP estarían de acuerdo en proceder a desmantelar las estructuras de Estado independentistas, incluidas las denominadas ‘embajadas’ catalanas en países extranjeros, y destinar esos recursos a gasto social.

Los tres partidos del llamado bloque unionista defienden el bilingüismo de Cataluña, la lengua catalana y la castellana, y acusan a los partidos independentistas de perseguir, relegar o marginar el idioma español.

C’s, PSC y PP también estarían a favor de reducir el déficit de la Generalitat Catalana que, en su opinión, se ha disparado en los últimos años coincidentes con el ‘procès’ independentista.

La definición de España. Mientras el PP y C’s no son partidarios de modificar el artículo 2 de la Constitución, mientras que el PSC cree que España debería definirse como un estado plurinacional e incluso que se plasmara que Cataluña es una nación. El artículo 2 dice textualmente: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

Una Hacienda propia catalana. El PSC es partidario de que Cataluña, y otras comunidades autónomas que así lo solicitaran, pudiera gestionar todos los impuestos con una hacienda propia paritaria entre el Estado y el Gobierno catalán. Ciudadanos y el PP rechazan esta iniciativa.

La financiación autonómica. Los tres partidos están de acuerdo en que debe reformarse y que Cataluña debe incrementar los recursos financieros. Sin embargo, mientras el PSC habla de Pacto Fiscal al estilo vasco, Ciudadanos y el PP catalán rechazan esta propuesta de máximos en aras de la solidaridad con otras regiones más desfavorecidas de España. La postura del PSC también es rechazada por diferentes presidentes autonómicos socialistas de comunidades como Andalucía, Castilla-La Mancha o Extremadura.

La condonación de la deuda, solicitada por Miquel Iceta, líder del PSC, no es compartida por C’s y el PP, que consideran que el Estado no debe pagar lo que consideran mala gestión de los últimos gobiernos catalanes.

El PSC también considera que se debería indultar a los líderes independentistas encarcelados, en el caso de que resultaran condenados judicialmente por su desafío a la Constitución Española. Ciudadanos y el PP coinciden en que se deben respetar las resoluciones y posibles condenas judiciales y agregan que los independentistas sabían perfectamente a lo que se arriesgaban con la DUI.

Por último, otro punto que distancia al PSC de Ciudadanos y el PP es el supuesto adoctrinamiento en las aulas catalanas. Mientras que los partidos que lideran Inés Arrimadas y Xavier García Albiol en Cataluña denuncian la existencia de ese adoctrinamiento a favor del independentismo y en contra de España en las aulas de colegios públicos catalanes, el PSC no cuestiona el modelo educativo público catalán.

Por el momento, durante la campaña, los tres partidos están centrando sus críticas principalmente a los partidos independentistas, pero también se están lanzando dardos entre Ciudadanos, PSC y PP catalán. Mientras Arrimadas llama al voto útil entre los partidos constitucionalistas y critica a socialistas y populares por no haber tratado de vencer nunca a los nacionalistas, desde el PSC y el PP critican la inexperiencia de gobierno de Ciudadanos.

Además, Albiol se arroga haber impulsado el artículo 155 (el Gobierno del PP) tras el órdago independentistas y acusa al PSC de haberse aliado con independentistas, tras su acuerdo con la extinta Unió Democràtica de Catalunya de Josep Antoni Duran i Lleida. Iceta, por su parte, considera que Arrimadas y Albiol representan otra forma de nacionalismo (español) y se presenta como el único candidato que busca un gran acuerdo entre independentistas y unionistas en el que no haya vencedores ni vencidos, como única fórmula de superar el conflicto político en Cataluña.