La purpurina forma parte de nuestras vidas en la ropa o complementos, pero los científicos quieren desterrar su uso por su alto poder contaminante.
La investigadora Trisia Farrelly de la Universidad neozelandesa de Massey, asegura que este microplástico, formado por pequeños trozos de polímero llamado tereftalato de polietileno (PET), supone una gran amenaza para los océanos, tal y como se recoge en el estudio de la Universidad de Plymouth.
Como informa Live Science, en 2014 había 5,25 millones de piezas de plástico con un peso total de 268,940 toneladas en los mares de todo el mundo, siendo microplásticos un 92,4 por ciento. La mayoría de estos microplásticos son pequeñas partículas que se han desprendido de elementos tan comunes como botellas de agua o bolsas de plástico.
Sin embargo, cada vez hay más presencia de microplásticos por el uso de productos como la purpurina o los exfoliantes faciales, que, en muchas ocasiones, es confundido por la fauna marina como alimento. El citado estudio señala que hay especies marinas que han elegido alimentarse de plástico en lugar de su dieta habitual.
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