José Rabadán, 'el asesino de la catana', por primera vez ante una cámara: "La espada bajó sola”

Fotograma de 'Yo fui un asesino', el documental de género true crime basado en José Rabadán, el 'asesino de la catana'.
Fotograma de 'Yo fui un asesino', el documental de género true crime basado en José Rabadán, el 'asesino de la catana'.
DMAX
Fotograma de 'Yo fui un asesino', el documental de género true crime basado en José Rabadán, el 'asesino de la catana'.

"Yo no tenía la intención, fue mi cuerpo. La espada bajó sola", asegura José Rabadán, conocido como el asesino de la catana, en un documental producido por Discovery Max (DMAX), y cuya primera parte se ha emitido este miércoles, diecisiete años después del crimen.

El 1 de abril de 2000, cuando Rabadán tenía 16 años de edad, mató a sus padres y a su hermana pequeña, de nueve, en Murcia, a golpes de catana y machetazos. Según admite él mismo en la entrevista, aún no sabe por qué lo hizo.

En el documental, titulado Yo fui un asesino: el crimen de la catana, Rabadán habla ante la cámara y, por primera vez, descubre su imagen, una decisión que ha tomado, según los promotores del proyecto, porque quiere ayudar a demostrar públicamente que la rehabilitación es posible.

Producido por Juan Ramón Gonzalo (El programa de Ana Rosa) para Discovery Max, el documental es la primera producción española del género llamado true crime (crimen real).

El programa, que se emite dividido en dos episodios de una hora de duración (el segundo, este jueves), y en horario de máxima audiencia, aporta durísimas imágenes inéditas, rescatadas del archivo de la policía, además del relato de varias decenas de testigos, vecinos y familiares, así como de expertos, psiquiatras, periodistas y abogados que llevaron el caso.

"No ha pagado moralmente"

Rabadán confesó el asesinato de sus padres y de su hermana pequeña con síndrome de Down en abril del año 2000, un crimen por el que fue condenado a ocho años de reclusión en un centro de menores —los dos últimos, de libertad vigilada—, en aplicación de la entonces recién aprobada Ley del Menor.

Uno de los autores de la ley, psicólogo forense en la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de Menores de Madrid desde 1985 y Defensor del Menor entre 1996 y 2001, Javier Urra, ha participado activamente en este documental, no solo con sus opiniones de experto, sino también con una entrevista en profundidad a Rabadán.

Tras opinar que Rabadán ha cumplido su condena penal, pero "no ha pagado moralmente", Urra enfatiza que le parecería "abominable" que él "quisiera vivir de esto y que se le permitiera decir que se ha convertido la maldad en un hombre bueno".

En ese sentido, añade que, si pretendiera sacar un beneficio "económico, de ego, de narcisismo o de buscar los focos, pido a los medios de comunicación que no le hagan el juego y a los ciudadanos que no lo vean".

Poco después de ser detenido, en la estación de tren de Alicante,, 48 horas después del crimen, Rabadán reconoció ante la Policía que había sido el autor de los asesinatos.

En el documental, habla de su familia y señala que su padre era autoritario, mientras que su madre ejercía de "escudo". Insinúa asimismo que su rebelión por el hecho de que su hermana hubiese nacido con síndrome de Down ("culpé a Dios", dice) le llevó al satanismo, "una puerta que no tendría que haber abierto, y que me llevó a tener una mentalidad distinta", relata.

"Totalmente rehabilitado"

Los creadores de la tvmovie han asegurado que se ha elegido este caso porque "está cerrado por la justicia" y su protagonista ha cumplido su condena, actualmente se encuentra "totalmente rehabilitado" y vive "con toda normalidad" con su mujer y su pequeña hija de tres años, integrado en la comunidad evangélica con la que pasó los dos años de libertad vigilada.

Además de provocar un debate en la sociedad, que Javier Urra encara cuestionando las peticiones de cambiar la Ley de Menores de "gente que ni la ha leído", porque "muchos consideran que las penas son escasas", la producción cuestiona a la sociedad si está preparada para asumir a una persona con un pasado tan oscuro como éste.

El crimen conmocionó no solo a los vecinos de Rabadán, sino que estuvo durante meses ocupando portadas de medios de comunicación de alcance nacional: los titulares con cada nuevo descubrimiento abrieron entonces una caja de Pandora que, incluido el mismo Rabadán, parecía que solo ocurría en lugares lejanos.

"Ni los expertos saben qué pasó"

Pero Rabadán era un chico aparentemente normal, de Murcia, de 16 años, amante de las artes marciales, buscador de respuestas en el esoterismo y los libros satánicos como muchos adolescentes inquietos, aunque éste tenía acceso a internet.

Un jugador de rol que, sin motivo aparente, acuchilló a su familia hasta romper la espada samurái que usó, y que tuvo que sustituir por un machete. En la grabación solo llora cuando habla de su hermana, a la que "quería con locura".

Según Juan Moya, director del programa, en el documental ha primado "la objetividad, la neutralidad y el rigor".

"Hemos creado un mosaico de testimonios con mucha documentación para que el espectador tenga información suficiente y se forme su propia opinión, porque, a día de hoy —afirma Moya—, ni los expertos saben qué pasó".

Rabadán vive actualmente en Cantabria, donde ha rehecho su vida con otra identidad. Trabaja invirtiendo en Bolsa desde su casa.

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