Con unos comienzos cinematográficos a espaldas de su padre, tras la fachada de un oficio gris y envuelto en el torrente de unos tiempos convulsos, Almodóvar empieza a rodar películas en Súper 8, hace teatro con el grupo Los Goliardos, conoce a Carmen Maura y presenta una inclasificable ópera prima. Es el primer paso hacia una carrera triunfal.

Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980)
Un inicio legendario: con medio millón de pesetas, un rodaje amateur y tres protagonistas como Carmen Maura, Alaska y Eva Silva, Almodóvar rueda su primer largo y lo presenta en el Festival de San Sebastián, ante un público atónito que no sabe si contempla el primer paso de un gran cineasta o un bodrio. La película, que no encontró apenas salas para proyectarse, se convierte inmediatamente en obra de culto.

Laberinto de pasiones (1982)
Almodóvar deja claro su camino con esta historia descabellada sobre una pareja formada por una cantante ninfómana (Cecilia Roth en el papel de Sexilia) y el hijo de un emperador iraní derrocado (Imanol Arias). Antonio Banderas, como terrorista islámico, hace su primer papel a las órdenes del manchego.

Entre tinieblas (1983)
Escándalo con la Iglesia: una cantante de boleros drogadicta (Cristina Sánchez Pascual) ve morir a su novio por una sobredosis de heroína; asustada y arrepentida, se refugia en un convento de monjas de hábitos depravados. Sor Perdida (Carmen Maura), Sor Víbora (Lina Canalejas) o Sor Rata de Callejón (Chus Lampreave) no gustan mucho a la Iglesia, pero todavía menos la Abadesa torturada y lesbiana interpretada por Julieta Serrano. Previsto su estreno en la Mostra de Venecia, el clero italiano se pone de uñas, y tampoco su primer pase en España es demasiado bien acogido. El revuelo es aprovechado por Almodóvar, siempre hábil para convertir escándalos en publicidad gratuita.

¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984)
Con esta maravillosa película Almodóvar deja claro que, además de un provocador, tenemos a un enorme director. Berlanga ya tiene sucesor a la hora de combinar humor y tragedia, Carmen Maura se consolida como la gran actriz española y Chus Lampreave hace un papel merecedor de todos los premios. Estados Unidos y Francia hablan ya de obra maestra.

Matador (1986)
Toros, periodistas, asesinatos y sexo... Las obsesiones de Almodóvar envuelven a Antonio Banderas, Assumpta Serna y un inolvidable Eusebio Poncela. Premios en Portugal, Colombia y de los críticos estadounidenses. A cambio, una pelea con su productor, Andrés Vicente Gómez, que provoca la creación de El Deseo, la productora del director y su hermano Agustín.

La ley del deseo (1987)
¿Cómo olvidar a Carmen Maura y su personaje, el transexual Tino Quintero, bañándose en la calle bajo una manguera? Se empieza a construir la leyenda de Bibi Andersen, Poncela hace de alter ego del director y una jovencísima Manuela Velasco, ahora conocida por [REC], encarna a una niña en medio de muchas pasiones prohibidas.

Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988)
Muy buena debe ser para que Jane Fonda e Ingmar Bergman la califiquen como imprescindible... Mujeres es el culmen de una nueva forma de hacer cine en España, un éxito tan desmesurado como comprensible y una apuesta casi segura hacia el Oscar, que finalmente recae en Bille August y su Pelle el conquistador. Es lo de menos: esta oda a la fuerza femenina consagra a Almodóvar como el director europeo del momento.

Átame (1990)
Tras la pelea entre Almodóvar y Maura es Victoria Abril la nueva musa del manchego, compartiendo protagonismo con Antonio Banderas y Paco Rabal. Varias escenas subidas de tono provocan que sea considerada semipornográfica en Estados Unidos: no será la única polémica, porque Ennio Morricone hace una banda sonora que no gusta a un Almódovar que termina mutilándola.

Tacones lejanos (1991)
Sus canciones disparan la fama de Luz Casal, Miguel Bosé está inolvidable con su doble papel de juez y estrella del cabaret y Almodóvar se entrega a los gustos selectos con música de Sakamoto y modelos de Armani y Chanel. A muchos no les gustó, pero está llena de momentos inolvidables.

Kika (1993)
La crítica destrozó este feroz ataque a los medios de comunicación mucho antes de que el tema estuviera de moda. Victoria Abril se sale como Andrea Caracortada vestida por Jean Paul Gaultier, el neoyorquino Peter Coyote es el actor principal y destacan las apariciones estelares de Manuel Bandera, Charo López y, en la mejor escena de la película, la madre del propio director, Agustina.

La flor de mi secreto (1995)
Este drama protagonizado por Marisa Paredes es un paso hacia la madurez de Almodóvar, que cuenta con Imanol Arias y Joaquín Cortes como bailarín-ladrón. El tema de la vuelta a los orígenes y el cariño maternal propicia unos inolvidables diálogos entre Paredes, Rossy de Palma y la impagable Chus Lampreave.

Carne trémula (1997)
Otro de los estandartes del cine español, Javier Bardem, interpreta a un policia parapléjico casado con una memorable Francesca Neri. También debuta con Almodóvar Penélope Cruz, aunque la película será más comentada por la polémica sustitución, a mitad de rodaje, de Jorge Sanz por Liberto Rabal, debido a las discrepancias del primero con el director manchego.

Todo sobre mi madre (1999)
Once años después de Mujeres Almodovar logra el Oscar con esta cinta amada y odiada a partes iguales. Los que la critican esgrimen su enrevesado argumento, la falsedad de su presunta crítica social y, por supuesto, el brutal parecido de más de una secuencia con el Opening Night de John Cassavetes. Los que la adoran también tienen motivos: Cecilia Roth, Marisa Paredes, Candela Peña y Penelope Cruz están magníficas, además del enorme descubrimiento que supone Antonia San Juan.

Hable con ella (2002)
Hermosa como pocas, esta crónica de la fragilidad y de la necesidad de cariño eleva hasta los altares a Javier Cámara. Lo morboso del argumento queda en segundo plano ante la sensibilidad demostrada, aunque la presencia de la bailarina Pina Bausch y Caetano Veloso es aprovechada para denunciar la presunta frivolidad de Almodóvar. Hollywood no piensa lo mismo y le concede el Oscar al mejor guión original y una candidatura como mejor director.

La mala educación (2004)
Otra polémica con la Iglesia, ahora por hablar de curas pedófilos y los males de la formación católica. Hablamos de una de las películas con menos actrices del director, aunque sobre el lado femenino de los protagonistas Gael Garcia Bernal y Fele Martinez se cimiente el argumento. Es una de las películas de cine negro más extrañas de los últimos tiempos, y sólo eso ya la hace imprescindible.

Volver (2005)
Último largometraje, de momento, de Almodóvar, la muerte de su madre parece el germen de la película, aunque el director insista en que el guión rondaba por su cabeza desde hace mucho más tiempo. El título no sólo hace referencia a un tango sino también a la reconciliación de Almódovar y Maura, y todo espectador masculino agradecerá que las grandes 'maggioratas' de la historia, Sofia Loren, Claudia Cardinale o Anna Magnani, se reencarnen en una inconmensurable Penélope Cruz. De nuevo la marginalidad urbana, el regreso al pueblo de origen y maravillosas actrices: Lola Dueñas, Blanca Portillo y, como no, la delirante Chus Lampreave.