Los hechos ocurrieron la noche anterior, cuando el portero, sin mediar palabra, le dio un golpe en el tobillo a un cliente que estaba tomando algo en solitario, tirándolo al suelo. El portero le recriminó que le había rayado el coche, desconociendo la víctima tales hechos. Como consecuencia de la caída al suelo se fracturó el maléolo peroneo del mismo.
Los agentes detuvieron al portero, dada la gravedad de las lesiones, en el mismo local. Este fue puesto en libertad por el Grupo de Policía Judicial de incidencias, que se encargó de la investigación, al carecer de antecedentes y considerar que una vez requerido por la Autoridad Judicial se personará ante la misma.
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