La guardia urbana presa por matar a su pareja testifica como víctima de pornovenganza

Dos agentes de la Guardia Urbana.
Dos agentes de la Guardia Urbana.
EUROPA PRESS
Dos agentes de la Guardia Urbana.

Rosa P., la agente de la Guardia Urbana de Barcelona encarcelada por matar supuestamente a su pareja con la ayuda de un amante, testificó este jueves como víctima en el juicio contra un subinspector al que acusa de difundir fotos suyas de contenido sexual, si bien éste ha negado haberla acosado.

En el Juzgado de lo penal número 17 de Barcelona comenzó este jueves el juicio contra el subinspector de la Guardia Urbana Óscar P., que afronta una petición provisional de la fiscalía de tres años de cárcel por haber mandado fotografías de contenido sexual de Rosa P., como venganza tras romper la relación que mantuvieron en 2008.

La víctima de este caso, Rosa P., acudió al juicio desde la cárcel, en la que permanece desde que en mayo pasado ingresó acusada de matar a su pareja sentimental, otro miembro de la policía local barcelonesa, con la ayuda de su amante, también urbano.

En el juicio por este caso de pornovenganza, que trascendió antes de que se cometiera el crimen del supuesto triángulo amoroso en el pantano de Foix, el subinspector acusado de difundir las fotos negó haberla acosado tras romper su relación, mientras que la agente indicó que le facilitó la contraseña de su correo para atenuar sus celos.

Versiones contrapuestas

Ante el tribunal, ambos presentaron este jueves versiones contrapuestas de lo sucedido en 2008, cuando supuestamente Óscar S. difundió una fotografía de contenido sexual en la que se distinguía claramente a Rosa P., por lo que la Fiscalía pide provisionalmente para el subinspector una pena de tres años de prisión, a la espera de que el juicio quede visto para sentencia el próximo 9 de noviembre.

El urbano, de 36 años, envió supuestamente de forma masiva el 23 de febrero de 2008 la fotografía a los contactos de Rosa P., que entonces tenía 23 años, tras entrar en el correo electrónico de la mujer desde un ordenador de la comisaría, ya que conocía su contraseña.

La presunta víctima relató que le había facilitado la contraseña de su cuenta de correo electrónico a Óscar P. para atenuar los celos del policía durante el tiempo que duraron sus encuentros, que se produjeron en paralelo a la relación que ella mantenía con otro hombre, con el que convivía.

La ruptura se produjo, según la mujer, porque el hombre quería formalizar la relación y que Rosa P. dejara a su pareja, pero ella lo rechazó "porque no iba a ninguna parte".

Ayuda psicológica

Rosa P. narró en algunos momentos incluso entre lágrimas, que la publicación de la mencionada fotografía le acarreó problemas en el trabajo, dado que "todo el mundo cuchicheaba", e incluso necesitó asistencia psicológica y psiquiátrica tiempo después.

Muy diferente es la versión que dio Óscar S., que aseguró que las fotografías sexuales eran iniciativa de la mujer, que además guardaba copias en una caja en su domicilio.

El subinspector negó que él sea el hombre que aparece en la imagen y sugirió que Rosa P. tenía encuentros sexuales con varios hombres a la vez, además de su pareja estable, y que el que aparece en la fotografía puede ser otro.

De hecho, detalló que la urbana tenía una cuenta en la red social Badoo —extremo que ella negó— para facilitar estos contactos, además de dos teléfonos móviles: uno para los contactos de diario y otro "para sus amigos".

Acusado y víctima discreparon en la duración de su relación, en la situación que atravesaban cuando se publicó la fotografía y también en cómo fue su contacto "a posteriori".

Óscar S. aseveró que no hubo cambio alguno en su relación tras la publicación de la fotografía, porque ella sospechaba que el envío era obra de un compañero de promoción.

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