Para este fin, el Ayuntamiento de Valladolid, a través de la Concejalía de Seguridad y Movilidad, Auvasa y Aspaym han suscrito un contrato con el objetivo de conocer la situación actual de la accesibilidad del transporte urbano en autobús, que se concretará en la elaboración de un estudio de las condiciones de accesibilidad de las paradas de autobús urbano (dispongan o no de marquesina) y del material móvil.

El fin último de este análisis, en el que el Ayuntamiento invierte 16.500 euros, es la elaboración del citado plan para que ayude a alcanzar la adaptación plena de los elementos y el cumplimiento estricto de la normativa en vigor, y, consecuentemente, un transporte público accesible y que pueda ser utilizado por todos, sin limitaciones, de forma cómoda, segura y autónoma.

El concejal de Seguridad y Movilidad, Luis Vélez, ha explicado que además de la labor que se pueda llevar sobre las actuales líneas y paradas se ha entregado a Aspaym la documentación del borrador de reordenación de líneas que actualmente se encuentra en fase de participación y que se espera que entre en vigor el 1 de enero.

Vélez ha destacado la importancia del plan de acción que se elaborará para poder implantar de manera "progresiva" las medidas que se propongan y establecer prioridades para intentar acometer lo primero lo más urgente.

El concejal ha destacado la importancia de garantizar el derecho de las personas con discapacidad y movilidad reducida, fijada por ley, en lo que aún queda por hacer.

En cuanto a la situación de partida, según los datos que han aportado el concejal y el gerente de Auvasa, Andrés Bernabé, actualmente de una flota de 150 autobuses 90 tienen rampa y en breve, probablemente en un mes, se incorporarán más vehículos que permitirán que en todas las líneas ordinarias haya coches con rampa, algo que hasta ahora no se había conseguido.

En este contexto, Luis Vélez, quien ha recordado que habitualmente el servicio ordinario supone entre 100 y 103 vehículos en la calle, ha explicado que del total de autobuses de los que dispone Valladolid 60 tendrán 20 o más años en 2018, lo que ha atribuido a una falta de inversión en los últimos años, lo que deriva en una falta de accesibilidad. "Probablemente no estaríamos en esta situación si no hubieran pasado años sin adquirir autobuses", ha señalado.

MÉTODO DE DIAGNÓSTICO

En concreto, para llevar a cabo este trabajo, se establecerá un método para la inspección y el análisis de las paradas de autobús, con o sin marquesina, y el material móvil, dividido en varias fases.

Así, en un fase previa se incluyen cuatro etapas de trabajo, la primera de ellas la selección de los elementos a analizar, en la que el Ayuntamiento de Valladolid establecerá una selección de las paradas de autobús y del material móvil que van a ser objeto de análisis, elegidos como muestras de las diversas tipologías y situaciones existentes, y que en su conjunto alcanza 582 unidades, en el caso de las paradas, y 14 modelos de vehículos en funcionamiento actualmente.

Después habrá otra etapa de preparación de los contenidos con la determinación de los elementos de análisis. Para la realización de la inspección propiamente dicha de los elementos seleccionados se precisa la realización previa de el estudio previo y puesta en conocimiento de los principales datos de las paradas y vehículos a analizar o la determinación de cuáles van a ser los elementos objeto de análisis y cuál su composición e identificación.

Posteriormente, se recopilarán parámetros normativos (normativa estatal, autonómica y ordenanza municipal) y después se elaborará una herramienta metodológica en la que el evaluador redactará un conjunto de fichas de comprobación que, ordenadas según los elementos objeto de análisis, constituirán la herramienta precisa para facilitar la toma de datos.

La segunda es la fase de inspección mediante visitas, toma de datos y control inicial del cumplimiento de la normativa de las distintas paradas de autobús y del material móvil se realizará acompañado de los trabajos anteriormente expuestos, y consistirá en la incorporación en las fichas de comprobación de los valores que se aprecien y midan in situ. Quedará así constancia de la situación actual de cada uno de sus componentes.

A continuación se editarán todas las fichas cumplimentadas, se incorporarán las fotografías tomadas y se realizarán las distintas estadísticas a partir de los datos más característicos y relevantes, que aporte una visión adecuada del conjunto. Finalmente, la inmediata comparación con los parámetros normativos permitirá establecer un primer control sobre el cumplimiento de las exigencias establecidas.

La tercera de las fases será la de análisis y diagnóstico, que consistirá en llevar a cabo el tratamiento de los datos tomados y el análisis, ahora ya de forma global, de dicho cumplimiento para cada elemento estudiado.

De este modo, partiendo de los datos objetivos tomados, se elaborará un gráfico de la situación en la que se encuentra cada elemento con el propósito de conocer su capacidad de dar satisfacción o no a las actuales exigencias de accesibilidad legalmente establecidas.

Finalmente, la fase de establecimiento del plan de acción de mejoras comprenderá dos etapas concatenadas, la primera de ellas la elaboración de un catálogo de soluciones a implantar de cara a la consecución de mejoras y la segunda una determinación de prioridades.