Estados Unidos y Rusia están investigando paralelamente los problemas con los que los seres humanos pueden encontrarse al pasar varios años en órbita. El último estudio se ha centrado en las relaciones sexuales, misión para la que parece que han hecho que algunas parejas de astronautas hagan el amor en circunstancias de gravedad cero, según afirma Pierre Kohler, un respetado científico y escritor francés, en su libro
The Final Misión: Mir, The Human Adventure.
Kohler cita un informe confidencial de la Nasa sobre una
misión del transbordador espacial en 1996. El proyecto clave STS - XX tenía como objetivo explorar las diferentes posiciones sexuales que es posible realizar en un ambiente de ingravidez.
En el experimento
se pusieron a prueba veinte posturas sexuales, de las que fueron elegidas las mejores diez. Los dos humanos-cobaya que protagonizaron la misión lo hicieron en condiciones reales de gravedad cero. Los resultados fueron grabados en vídeo, pero la cinta fue considerada tan sensible, que incluso los directivos de la Nasa sólo vieron "una versión censurada".
La conclusión del experimento es que
sólo fue posible realizar cuatro posturas sexuales sin "asistencia mecánica". Las otras seis seleccionadas necesitaban un cinturón elástico especial y un túnel inflable, al estilo de un saco de dormir.
Una curiosidad es que "la
clásica postura del misionero, que es tan fácil en la Tierra, simplemente no es posible en gravedad cero".
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