Cuando el mundo comenzaba a aceptar –y hasta hartarse– del término millennial (aquel grupo de personas nacidas entre 1980 y 1999), los estudios comienzan a centrarse en los jóvenes que llegan después, que comienzan a salir del nido y que, este curso, llegan a la universidad: los centennials, también llamados Generación Z.

Los primeros jóvenes de esta nueva etiqueta están a punto de alcanzar la mayoría de edad, después de pasar una niñez diferente a la de todas las generaciones de la historia. Han nacido con un smartphone debajo del brazo –el tecnicismo es 'nativos digitales'– y dominan a la perfección cualquier herramienta con teclado, fundamentalmente el del móvil.

Si su anterior generación tuvo que adaptarse a la vida en las redes sociales y a aprender cómo estas afectan a su privacidad, los centennials las conocen al dedillo. Tanto es así que muchos de ellos dividen su vida social pública (Facebook, Twitter) de la estrictamente privada que aparentemente no deja rastro, con Snapchat, Stories de Instagram u otras aplicaciones menos conocidas en España como Whisper o Secret, por las que se comunican habitualmente.

Incluso han evolucionado el concepto de las compras online. El e-commerce ha dado paso al c-commerce, porque prefiere el intercambio de consumidor a consumidor en plataformas como Wallapop o Ebay a la compra electrónica tradicional. Según Business Insider, la Generación Z compra regularmente por internet a través de la pantalla de su móvil pero, curiosamente, prefieren una tienda online que tenga versión física –aunque no vayan a visitarla– a una empresa que actúe solo en la red.

El diario The New York Times destaca que los centennials estadounidenses han vivido desde pequeños con un presidente de su país negro, leyes a favor de la comunidad LGTB como el matrimonio entre personas del mismo sexo y mucha concienciación en contra del racismo o el machismo. Por eso, la nueva generación parte de una base más tolerante, multicultural y con mayor preocupación social que las anteriores.

Para los millennials, los famosos ya no estaban  en televisión. Miles de jóvenes como ellos comenzaron un meteórico ascenso a la fama gracias a YouTube, que encumbró a personajes como Pewdiepie o Rubius. Pero los youtubers están anticuados para los centennials, que prefieren a influencers que han surgido a través de redes sociales como Instagram o Musical.ly, una plataforma de kararoke online que ha creado nuevas estrellas.

La consultora norteamericana Sparks and Honey recuerda que la Generación Z ha crecido asumiendo la recesión económica y la falta de oportunidades laborales. En un estudio que realizaron a 90.000 jóvenes, el 40% aseguraba que planeaba montar su propio negocio en el futuro. El gen emprendedor asociado a la falta de recursos les acompañará durante toda su vida.

Así son los centennials. O, por lo menos, así dicen que son los expertos. En pocos años, esta generación demostrará su valía y por qué las etiquetas están hechas para romperlas.