«Llevo aquí desde la Guerra y me van a echar», se lamenta Lucía, inquilina de un piso del número 43 de El Postigo. Esta mujer tendrá que dejar el piso tras perder el juicio contra la ruina económica instada por la constructora Luis Velasco, dueña desde hace cuatro años del inmueble.

Desde entonces, a Lucía, de 80 años, y a los otros inquilinos les devuelven los pagos de la renta y pelean contra la constructora. «Dijeron que venían a apuntalar, que no hacía falta, y lo que hicieron fue abrir agujeros», denuncia la mujer. Los hay en todos los pisos vacíos y de todos los tamaños. Demasiados para casas que sólo llevan dos años sin inquilinos.

La promotora «tuvo suerte, se les murieron tres» inquilinos, dice Lucía, muy nerviosa, porque se queda «con el cielo por tejado y la pensión». Incluso llega a envidiar a sus vecinos fallecidos: «Se libraron de esto».

«El único portal de toda la calle roto es el nuestro, abrieron las ventanas para que entrase agua. Son muchas cosas», dice Joaquín Lacalle, que tiene su estudio de grabación en los bajos desde hace dos décadas. El otro bajo lo ocupa la peluquería Evalis. Alicia y Eva, sus dueñas, dicen que «la culpa de todo es de la pasividad del Ayuntamiento, que se lo permite todo a las constructoras».