Algo tan aparentemente inocente podría tener sus consecuencias por la prohibición islámica de hacer representaciones del profeta. La maestra puede ser acusada de blasfemia contra Mahoma, lo que podría suponer, según señala la BBC, una condena de seis meses de cárcel, cuarenta latigazos o una multa.
De su parte tiene a los alumnos. Al menos, a uno de ellos: un niño de siete años que se llama como el profeta y que según el corresponsal de la BBC en Sudán habría sido quien habría elegido el nombre del polémico peluche.
Gestiones diplomáticas
El tema ha generado un enorme debate mediático en Inglaterra, con intervención incluso del primer ministro, Gordon Brown, que se ha puesto en contacto con la familia y ha señalado que Gibbons no ha sido acusada de ningún delito.
Mubarak agregó que, aunque aún no había podido hablar con los responsables de la investigación, lo normal es que fuese interrogada y tuviera que explicar lo sucedido, si bien se tendría en consideración su trabajo como profesora y los lazos diplomáticos entre ambos países.
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