El estreno de Detroit, este viernes 15 de septiembre, devuelve a al actualidad a su directora, una Kathryn Bigelow que lleva colgada la etiqueta de ser la primera, y única hasta el momento, mujer en ganar el Oscar a la mejor dirección. Fue en la ceremonia de 2009 por En tierra hostil (The Hurt Locker), la historia de un grupo de élite del ejército norteamericano dedicado a desactivar artefactos explosivos en Irak.

La película obtuvo una repercusión excepcional más por las altísimas valoraciones de la crítica que por su impacto comercial. Sin embargo, y con tan solo diez largometrajes, nueve de ellos dirigidos en solitario, en 35 años lo más llamativo es que ha sido capaz de realizar a lo largo de su trayectoria un salto cualitativo espectacular. En sus orígenes se valoró que una mujer destacara en un género, tradicionalmente destinado a los hombres, como es el del cine de acción. Pero es en sus tres trabajos más recientes cuando se ha ganado la admiración de los cronistas más exigentes tratando temas vinculados a la actualidad y, especialmente, realizados con un pulso narrativo envidiable.

Uno de sus compañeros de profesión, Antoine Fuqua, otro de los cineastas especializados en el terreno de la acción y director de Día de entrenamiento (2001), The Equalizer (2014) o el reciente remake de Los siete magníficos (2016), no ha tenido reparos en elegir La noche más oscura (Zero Dark Thirty, 2012) como una de sus películas preferidas de los últimos años: "Es un importante retrato de los hechos que condujeron a la muerte de Bin Laden en una narración que se sustenta en la intensidad y la tensión, incluso cuando solo hay dos personajes simplemente hablando en una habitación".

Para Detroit, Bigelow ha dirigido su mirada hasta el verano de 1967. Un 23 de julio, la policía llevó a cabo una redada en una cantina sin licencia.. No esperan encontrar a casi nadie, pero el lugar estaba abarrotado por una fiesta de homenaje a dos ex combatientes de Vietnam. Conocido como los Disturbios de la Calle 12, originó altercados que concluyeron cinco días después y con el balance de 43 muertos y más de 2.000 heridos. Las protestas y enfrentamientos se extendieron por otras ciudades norteamericanas.

John Boyega, joven actor revelación en Attack de Block (2011), asume su interpretación más importante desde que encarna al soldado imperial renegado Finn en la nueva trilogía de Star Wars. Junto a él Will Poulter (El renacido) o Hannah Murray (Gilly en Juego de Tronos), pero entre el equipo artístico destaca otro nombre propio, el de Mark Boal. Él ha sido el guionista precisamente de las tres últimas, y más aclamadas, películas de Kathryn Bigelow.

A los 31 años, en 1982, Kathryn Bigelow debutaba tímidamente en el largometraje con The Loveless, codirigida con Monty Montgomery y protagonizada por un entonces desconocido Willem Dafoe. Un relato de pandillas y moteros que intentaba emular a la mítica Salvaje (1953) que lanzó al estrellato a Marlon Brando. Mala recepción crítica que cambió en su siguiente filme, Los viajeros de la noche (1987), una modesta producción de culto en torno al tema del vampirismo. Con Acero azul (1989) se adentró en los confines del clásico thriller policial con una protagonista femenina (Jamie Lee Curtis).

En esa proyección ascendente, le seguiría su primer título con verdadero impacto, Le llaman Bodhi (1991) con Keanu Reeves, y uno de los pequeños clásicos del cyberpunk, Días extraños (1995). Introdujo una mayor carga dramática con la intriga de El peso del agua (2002) e incluso se atrevió con una producción de gran envergadura, K-19: The Widowmaker (2002), basada en hechos reales y con Harrison Ford como capitán del submarino nuclear soviético que, en tiempos de la Guerra Fría, sufrió un severo percance que podría haber provocado la tercera Guerra Mundial.

Seis años después, Bigelow regresaría y, contra todo pronóstico, por la puerta grande con En tierra hostil La película que fue respaldada unánimemente por la crítica norteamericana y lograría seis Oscar, entre ellos el de mejor película y dirección. En esa gala de entrega de premios su máximo rival fue quien había sido su marido, desde 1989 a 1991, James Cameron por Avatar. "¿Qué si me gustaría que Kathryn ganara el Oscar? Honestamente, sí. Sería mi sueño. Ha trabajado tan duro durante tanto tiempo, y además me parece irresistible la idea de que una mujer gane por fin el Oscar como directora, y más si se trata de Kathryn", aseguró en su momento Cameron, quien ya poseía la estatuilla gracias a Titanic (1997).