Su padre le inyectó el virus VIH de forma intencionada cuando era un bebé

  • La milagrosa historia de Brryan Stewart se ha convertido en un referente de superación para muchos.
  • Su padre, médico especialista del Hospital Barnes de St. Louis, le inyectó intencionadamente el VIH para vengarse de la madre.
  • Tras vivir un calvario de niño y sufrir importantes secuelas, Brryan ha vivido para contarlo.
Brryan Stewart está saliendo adelante tras años de calvario.
Brryan Stewart está saliendo adelante tras años de calvario.
Instagram de Brryan Stewart
Brryan Stewart está saliendo adelante tras años de calvario.

Hay varias maneras de contraer el VIH: relaciones sexuales, transfusiones de sangre, compartir agujas... Casi siempre un accidente o un efecto secundario desafortunado de otra acción. Hace 25 años, sin embargo, un niño de 11 meses de edad fue intencionalmente infectado por su padre. Brian Stewart, médico especialista del Hospital Barnes de St. Louis, hundió una aguja llena de sangre con VIH positiva en la vena de su propio hijo.

"Cuando te deje, me iré para siempre y no dejare ningún cabo suelto. No necesitarás buscar mi ayuda para mantener a tu hijo, porque tu hijo no va a vivir mucho tiempo", dijo Brian Stewart a la madre, Jennifer Jackson, que le preguntó qué quería decir con eso. Brian se limitó a responder "no te preocupes por eso. Solo sé que tu hijo no va a llegar a los cinco años".

El doctor Stewart estaba equivocado. Su hijo fue infectado con el virus, pero no ha muerto. Se llama Brryan (ha añadido una 'r' para no coincidir con su progenitor) y su milagrosa historia ha dado la vuelta al mundo, de manera literal. Brryan ha dedicado años a contar su historia y a luchar contra el VIH. Viaja por el mundo ofreciendo conferencias y tiene su propia fundación.

Probablemente, su vida empezó de la peor manera posible. Infectado por su padre con un virus que puede ser mortal. Preguntado por su progenitor, que fue condenado a cadena perpetua, Brryan asegura que tiene dos opciones: "Sentarme y estar enfadado por ello, o reírme de la situación. Una vez en Twitter decidí colgar una foto mía con una camiseta naranja y el mensaje de si así me parecía más a mi padre", contaba e una entrevista con la revista GQ.

Un calvario desde pequeño

Brryan ha sobrevivido, pero para ir ganando la batalla al VIH ha tenido que pasar un calvario desde pequeño que le ha dejado secuelas. Lucha todavía contra la fatiga crónica y el herpes zóster y tiene que visitar al médico cada tres meses para revisar su sangre.

Ha perdido la mayor parte de su audición debido al tratamiento con Amikacin que siguió de pequeño y que acabó por matar las terminaciones nerviosas de sus oídos. Esto le afecta también al habla. Sin embargo, Brryan hoy puede decir que su tratamiento se ha reducido a una pastilla al día y que su salud mejor a cada día que pasa.

Con siete años, el pequeño Brryan tomaba 23 pastillas diarias, tenía una infección crónica en los oídos, sus sistema inmunológico estaba muy debilitado y sufría fuertes episodios de hepatitis. Todo, hasta el punto que Jennifer Jackson llegó a preparar su funeral hasta en dos ocasiones.

La historia era tan dramática que, en 1998, el juez Ellsworth Cundiff dijo al doctor Brian Stewart que "mi idea es que inyectar a un niño de 10 meses de edad con el virus del SIDA realmente le coloca en la misma categoría que un criminal de guerra, como el peor criminal de guerra. Lo máximo que puedo hacer con usted dejarle por vida en prisión. Realmente no creo que sea una sentencia muy justa, no por lo que su hijo va a tener que pasar. Él va a morir. Todos sabemos eso".

Afortunadamente, Brryan ha sobrevivido para contar su milagrosa historia a todos y poder ayudar a los afectados por el virus VIH.

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