Los precios en España siguen desde hace tiempo el guión que les marca el petróleo. No hace mucho el Índice de Precios de Consumo (IPC) navegaba en negativo por el desplome mundial del crudo y fue su empinada recuperación, al inicio de 2017, la que empujó la inflación interanual en España al 3%. Bien entrado ya el año, y tras una leve corrección influenciada por un euro fuerte que abarata la factura en dólares del barril, el índice de precios lleva tres meses en un camino llano.
El INE oficializó este miércoles el dato de agosto: un 1,6% de subida de la cesta de compra respecto al año anterior, pero solo una décima más que en julio. Un alza ligera apoyada en dos grupos de consumo como el transporte (se encarece el último año un 3,3%) y la vivienda (también un 3,3%) debido respectivamente a la subida de los carburantes (+6,8%) y del gas (+12,6%) respecto a sus precios en agosto de 2016.
Los principales contrapesos a estas subidas han sido, por un lado, el abaratamiento de frutas y seguros superior a la caída que ya sufrieron hace 12 meses; y por otro a la estabilidad del precio de la telefonía frente su aumento del agosto anterior.
Augurios que no solo contentan al consumidor por el alivio que supondría para sus compras, sino también a los empresarios. "Mantendríamos la competitividad al no incrementarse muchos los costes de producción", afirma Lorenzo Amor, presidente de la patronal de autónomos ATA.
"Es una senda de precios más acorde con el crecimiento actual", estima Gonzalo Pino, de UGT. Su sindicato pidió este miércoles "urgencia" en trasladar este ritmo de recuperación económica –elPIB crece desde hace dos años por encima del 3%– "a las rentas salariales y a las prestaciones para las familias".
Guindos no entró este miércoles en valorar la subida salarial. El Ejecutivo argumenta siempre que su responsabilidad es fijar el salario mínimo yel resto, dicen, es terreno de la negociación entre empresarios y trabajadores. Pero el ministro sí dejó este miércoles su pincelada al decir que ese 1% previsto de inflación "debe tenerse en cuenta en la negociación". Una cifra más cercana a la propuesta patronal (una horquilla del 1,2% al 2%) que a la reivindicación sindical (del 1,8% al 3%).
CC OO recuerda que los sueldos pactados en convenio hasta agosto han escalado un 1,3% y los precios un 2,2% de media. Es decir, el trabajador está perdiendo un punto de poder de compra... y los pensionistas dos puntos porque su prestación ha vuelto a subir este año apenas el 0,25%. "Si los salarios no recuperan el poder adquisitivo perdido en la crisis, habrá más desigualdad", zanja el sindicato.
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