Así, en su opinión, "es imposible" determinar estos límites "en abstracto", porque como ha insistido el humor "es un sistema contextual, es decir, "un acontecimiento que solo funciona en un contexto".

Barba ha hecho estas reflexiones en una rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde imparte el 'Taller de reflexión y debate. Ante la risa de los demás. Humor, pensamiento cínico y poder', dentro de los Cursos de Verano de la UIMP, donde también participa en el ciclo 'Los Martes Literarios'.

Según ha señalado, "cada sociedad reaccionará de una manera distinta" a los chistes. "Considerar que podemos bromear hasta 'x', pero no hasta 'x+1', es una insensatez", ha insistido Barba, que en 2001 fue finalista del premio Herralde con su obra 'La hermana de Katia'.

Precisamente por eso, el escritor ha asegurado que se alinea "con los macarras", porque el humor "no debería tener límites". No obstante, ha matizado que se debe pensar también "qué se gana" a costa de que generen "agresiones reales". "Ganar siempre no se puede y en términos generales tendríamos que pensar como sociedad qué deseamos perder y qué deseamos sostener", ha comentado al respecto.

Esto se debe, a su juicio, a que como el discurso humorístico "continuamente está poniendo a prueba" al discurso idealista "es inevitable" que el humor "acabe siendo agresivo e insultante, está en su naturaleza liminal" y se sitúa junto al tabú "para transgredirlo".

"La risa es un monstruo de mil cabezas, y no todas amables", ha apostillado Barba, antes de recordar que "todos" los filósofos de la Antigüedad abogaban por ponerle límites porque era una "agresión" a la supervivencia de la República.

EL DISCURSO HUMORÍSTICO ES LA "PRUEBA DE VERACIDAD" DEL IDEALISTA

Además de asegurar que el humor y la risa "es un tema infinito porque no ha habido filósofo que haya pisado la Tierra" que no haya abordado la cuestión, -mencionando en este sentido a varios como Platón, Hobbes o Diógenes de Sínope, de la escuela griega de los cínicos-, Barba ha indicado que el discurso humorístico "es una prueba de materiales" del discurso idealista.

Es decir, que el humor es la "posibilidad de testar hasta el final, es la prueba de fuego, la veracidad" de los discursos idealistas, hasta el punto de que ha valorado que "si solo nos alimentáramos de discursos idealistas, sucumbiríamos en el intento".

Y ha sostenido que "el humor no solo tiene el poder de testar las ideas", sino también "un efecto oxigenante, necesario". En este sentido, ha valorado que "donde hay risas, hay ideas", ya sean "buenas o malas, sofisticadas o no, pero hay ideas".

"No hay sentimientos, donde hay sentimientos se acaba la risa. Es muy oxigenante la posibilidad de que haya ideas, donde hay ideas hay oxígeno para que crezcan las flores", ha agregado al respecto el escritor, para quien si bien "una idea se puede discutir", no cabe la oposición "a un sentimiento".

Y es que al exponer un argumento en términos sentimentales -como ocurre con el nacionalismo, ha citado a modo de ejemplo-, "se queda absolutamente blindado frente a las ideas". Por el contrario, ha apuntado que "cuando se da paso a las ideas, damos paso a la agresión, a la risa, pero también a la dialéctica".

De la misma forma, ha recordado que el humor "siempre" se ha considerado "como un discurso de segunda", que sucedía "en los márgenes, en lo banal".

Pero Barba ha reivindicado que "es mucho más que eso" porque no solo "determina la validez de las grandes ideas", sino que "formula obras". "Hay cierta información sobre la condición humana extraordinariamente importante que solo se puede recibir a través del humor", ha enfatizado.

SE PREGUNTA SI LA RISA ES "NECESARIAMENTE ANTROPÓFAGA"

El escritor ha resaltado que otra de las funciones "elementales" de la risa es "la cohesión de la comunidad". "Siempre que nos reímos, nos estamos riendo con nuestro tiempo, con nuestra cultura, con nuestra religión. Por eso la risa se ha modificado tanto a lo largo de la Historia y siempre ha tenido un efecto excluyente", ha manifestado.

Barba también ha recordado que "costó" encontrar para su libro 'La risa caníbal' (2016) un título "que cuadrara con la antropofagia", en relación con la pregunta de si la risa es "necesariamente antropófaga", si "reír es hacerlo a costa de los demás, si es comer carne humana".

Finalmente, en lo relacionado a temas como las becas a investigadores, Barba ha defendido que "la contrapartida de las instituciones es evitar la tentación ideológica", es decir, elegir a autores "que tengan una ideología afín". "Las instituciones deberían ser absolutamente neutrales y a veces no lo son. Habría que exigirles neutralidad y seriedad", ha dicho.