Cuando se cumplen seis meses de su llegada a la Casa Blanca, los escándalos, las dimisiones y los despidos acorralan al presidente Donald Trump. Desde que el pasado mes de noviembre fuera elegido presidente y llegara al Despacho Oval dos meses después, Trump ha perdido a siete altos cargos del Gobierno y a un puñado de secretarios y consejeros.

Una fiscal general, dos asesores del Consejo de Seguridad Nacional, un director del FBI y diferentes altos cargos del gabinete de prensa de la Casa Blanca, han abandonado al presidente o han sido despedidos en los primeros seis meses de presidencia del republicano. Una presidencia marcada, además, por escándalos como el de la trama rusa - los contactos que altos cargos de la campaña de Trump mantuvieron con el Gobierno ruso -  o el de la filtración de los correos de la candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton.

Pero el presidente no solo ha perdido a siete altos cargos de su Gobierno. Elon Musk, el fundador de SpaceX o Tesla, decidió abandonar a Trump después de que decidiera retirar a EE UU del Acuerdo de París para combatir el cambio climático. Esta decisión llevó a que Trump perdiera el apoyo del multimillonario y del CEO de Disney, Bob Iger.

La primera en caer fue la fiscal general Sally Yates. Yates fue nombrada por el expresidente Barack Obama para ocupar el cargo y Trump decidió sustituirla por Jeff Sessions después de que Yates "traicionara" al Departamento de Justicia al enfrentarse directamente al presidente y negarse a aceptar su veto migratorio a los inmigrantes de siete países de mayoría musulmana.

A día de hoy, Sessions podría haber perdido el apoyo del presidente por las numerosas críticas que ha recibido por haber decidido apartarse de la investigación de la trama rusa, después de que saliera a la luz de que se habría reunido dos veces con el embajador ruso. Aunque el fiscal se ha negado a dimitir, Sessions ha retirado públicamente su apoyo al Presidente.

La investigación de la trama rusa tomó de lleno al Consejo de Seguridad Nacional. En sus seis primeros meses en la presidencia, Trump ha visto cómo uno de sus asesores de seguridad nacional, Michael Flynn, se veía obligado a dimitir después de tres semanas en el cargo por las informaciones que apuntaban que Flynn había mantenido contactos con el Gobierno ruso y que mintió sobre ellos en la comisión de investigación.

A la dimisión de Flynn siguió el despido de Steve Bannon, uno de los republicanos más cercanos a Trump, que fue apartado del Consejo de Seguridad Nacional. El propio presidente le nombró miembro permanente del Consejo el pasado mes de enero para "controlar" al máximo responsable del Consejo (que por entonces era Michael Flynn). La salida de Flynn en enero y la llegada del teniente general Herbert Raymond 'H.R.' McMaster al frente del Consejo acabaron con Bannon y llevaron a Trump a perder el control del organismo.

El exmiembro permanente del Consejo de Seguridad Nacional, Steve Bannon / Imagen: GTRES

Días después, en pleno huracán por la investigación de la trama rusa, Trump decidió cesar al director del FBI, James Comey, por mentir en su comparecencia ante el Senado en el comité de investigación sobre los contactos de la campaña del presidente con el gobierno ruso. Comey acusó a Trump de mentir y de intentar dirigir la investigación que estaba llevando a cabo para esclarecer la implicación de Flynn en la trama rusa.

El gabinete de comunicación de la Casa Blanca es el que ha sufrido el mayor vendaval de dimisiones y despidos desde que, el pasado mayo, renunciara el director de comunicación Mike Dubke después de semanas de especulaciones sobre un cambio en la estrategia comunicativa de la Casa Blanca para hacer frente al desarrollo de la trama rusa. La salida de Dubke llevó al secretario de prensa Sean Spicer a convertirse en el nuevo portavoz del Gobierno estadounidense.

Para sustituir a su director de comunicación, cuyas funciones venía ejerciendo Spicer, Trump nombró al financiero Anthony Scaramucci. La llegada de Scarramucci, conocido por el apodo de 'El Gorrón' (The Smooch, en inglés), trajo consigo la dimisión de Spicer como portavoz de la Casa Blanca. Spiecer no estaba de acuerdo con el nombramiento y consideraba que Trump había cometido un gran error, por lo que decidió abandonar su cargo.

El exdirector de comunicación de la Casa Blanca, Anthony Scaramucci / Imagen: EFE

La llegada de Scaramucci al Despacho Oval, abrió una nueva brecha en el equipo del presidente. Sus polémicos comentarios sobre Steve Bannon y sobre el jefe de gabinete de Trump, Reince Priebus, llevaron a la dimisión del jefe de prensa de la Casa Blanca, Michael Short, y del consejero de Seguridad Nacional para Oriente Medio, Derek Harvey.

Trump decidió apoyar a Scaramucci, prescindir de los servicios de Priebus - al que el director de comunicación acusó de filtrar información a la prensa y al que llamó "esquizofrénico paranoide" - y sustituirle por el actual secretario de Seguridad Interior, John Kelly.

Pero los comentarios del director de comunicación y la llegada de Kelly como jefe de gabinete de Trump han acabado con Scaramucci, que ha sido despedido tras diez días en el cargo sin unas razones claras para su salida.

El día del nombramiento de Kelly, Trump aseguró que no había ningún tipo de "caos" en la Casa Blanca.