Un comando con al menos cuatro hombres, presuntamente del grupo yihadista Estado Islámico (EI), atacaron hoy la Embajada de Irak en Kabul, donde primero un terrorista detonó los explosivos que portaba en el cuerpo, abriendo el paso hacia el interior a otros tres, que iniciaron un tiroteo con las fuerzas de seguridad en el que han resultado muertos al menos 2 personas y 3 heridas.

El ataque terminó con la muerte de los 4 hombres.

La reivindicación del atentado ha llegado a través de varios comunicados publicados en Internet por la agencia Amaq, vinculada a los yihadistas, cuya autenticidad no ha podido ser comprobada.

El portavoz del Ministerio de Interior afgano, Najib Danish, ha confirmado que la acción insurgente comenzó cuando un atacante suicida detonó los explosivos que portaba en la entrada de la embajada, lo que permitió a los otros tres terroristas penetrar "en el interior del edificio" desencadenando un tiroteo.

Danish aclaró que los empleados de la legación iraquí "fueron evacuados a un lugar secreto y seguro", por lo que "no existe una amenaza seria a su seguridad", aunque apuntó que "la operación de despeje en el área aún continúa".

El director de los centros hospitalarios de Kabul, Salim Rasouli ha revelado que, por el momento, han ingresado a un herido por el ataque.

El ataque comenzó hacia las 11.10 hora local (6.40 GMT) en el área de Shar-e-Naw, en el centro de la capital afgana. Esta zona se encuentra cercana a la embajada de Irak y a una comisaría, también a unos pocos cientos de metros de la antigua sede del Ministerio afgano de Interior, que sigue alojando a funcionarios de esta cartera, y de un complejo de Naciones Unidas.

Este ataque se produce justo una semana después de que los talibanes detonaran un vehículo cargado de explosivos contra funcionarios del Gobierno afgano en Kabul, que causó la muerte de 31 civiles y provocó alrededor de 40 heridos.

Además, llega dos meses después del atentado con un camión cargado de explosivos en la capital que dejó 150 muertos y más de 300 heridos, el más mortífero desde el derrocamiento del régimen talibán en Afganistán por tropas estadounidenses en 2001.

La misión de la ONU en Afganistán anunció este mes que el conflicto afgano marcó un nuevo récord de muertes de civiles, con 1.662 fallecidos en los primeros seis meses del año, un 2% más que en 2016, incluido un aumento de decesos de niños y de mujeres del 9% y 23%, respectivamente.

Desde que empezó a contabilizar las víctimas civiles del conflicto afgano en enero de 2009, la ONU ha informado de la muerte de 26.500 civiles y de 49.000 heridos.