Esta fiesta, declarada de Interés Turístico Autonómico de la Comunidad Valenciana, "tira" piezas de cerámica artesanal de Manises en vez de caramelos recordando que precisamente la cerámica ubicó a Manises en el mapa desde el siglo XIV, aunque no fue hasta el año 1900 cuando los maniseros comenzaron a homenajear a los ceramistas y al fruto de su trabajo con la Fiesta de la Cerámica.

Los días previos a la cabalgata más de cien artesanos salen de los talleres para exhibir, en vivo, el proceso de fabricación de la cerámica, una mezcla de arte y habilidad manual que redescubre la belleza de una tradición valenciana.

La Avenida Blasco Ibáñez se llena de distintas jaimas, en función de la especialidad del artesano. Hay alfareros, pero también los que trabajan con el mimbre, los chamuscados, la pintura, las flores, la joyería, la escultura en barro o la cerámica de reflejo.

El 18 de julio, la víspera de la festividad de las santas Justa y Rufina, patronas del pueblo y de los ceramistas, todo el mundo sale a la calle para coger una de las 30.000 piezas de historia que se reparten desde ocho carrozas.

Platos, macetas, ceniceros y jarrones y otros ejemplares de cerámica, fabricados por artesanos y empresas locales, se entregan desde los tractores a vecinos y visitantes como obsequio durante la Cabalgata. Año tras año, el plato más cotizado es el de 'Les Santes', con la imagen y la fecha del año de la fiesta, junto con la 'Escuraeta'.

La Cabalgata comienza a las 19 horas en la Plaça de la Llenya, pasando por la calle Molí de la Llum, Masia la Cova, Major y Avinguda Blasco Ibáñez. Los más de 700 años de actividad ceramista ininterrumpida también se podrán ver hasta el 1 de septiembre, en la muestra de cerámica del Museo de la Fotografía de Manises, en la que han participado los propios artesanos locales.