Luz Casal: "A pesar de que llueva, hay que buscarle la cara amable a la vida"

  • "A mí lo obvio me parece el camino más fácil, por eso lo rehúyo".
  • "He pasado ese estado de tener dudas. Yo, cuando canto, lo vivo".
  • "No me he preguntado eso de ¿por qué a mí?; no he hecho dramas".
Luz Casal recibe a la gente como si tal cosa, con una enorme sonrisa en la boca y, eso sí,
quejándose de la humedad que ha traído la lluvia a Madrid. Ni atisbo de la fatiga que meses atrás la mantenía en cama, después de ser operada con éxito
de un cáncer de pecho. El único resquicio de aquello, que ahora luce con una mezcla
de orgullo y nostalgia, está en su cabeza: el pelo corto.

A Sansón le quitó la vida; a ella, que ni siquiera ha pensado un poquito
en abandonar este mundo, se la ha multiplicado, al menos, por mil. En
'Vida Tóxica' ha reflexionado sobre todo esto, aunque ha querido por encima de todo lanzar un
mensaje de optimismo, sobre todo a los que han pasado lo que ella. Por eso, su primer single
se llama 'Sé feliz'. Sobran las palabras.
Comencemos con una frivolidad. Le queda muy bien el pelo corto.

Sí. Como me decía el otro día una mujer desde Suiza, muy cariñosa, "las caras bonitas necesitan espacio". Me podía haber quedado horroroso...
Da una imagen del estilo ‘paso de todo, hago que me da la gana...'.

Sí, en la portada del disco estoy exultante. Pero lo has entendido perfectamente: paso de todo, ni es tóxica, ni es vida ni es nada, o todo eso y más... La fotógrafa ha sido Gloria Rodríguez, muy interesante, muy sensible.
La gente podría pensar que, después de lo que usted ha pasado, este disco iba a ser melancólico. Pero le ha salido la vena rockera.

A mí lo obvio me parece en general el camino más fácil, del que huyo casi siempre. No podía haber melancolía porque no deja de ser un episodio, un traspiés de salud, pero ya está. No hay que darle tanto drama.

Como me repetía una y otra vez mi oncólogo: "Tú, vida normal". Tiene sus inconvenientes y sus temores, pero es parte de la vida. Y mientras lo pueda contar, y contarlo de esta manera, no me puedo quejar.
¿Y no ha llegado a preguntarse aquello de ‘por qué a mí'?

No, así que era imposible que hubiera melancolía. Lo que me han salido son reflexiones e ironías, más de las que yo soy capaz de ver y analizar.
Además, si no hubiera habido rock en el disco, no habría sido usted...

No, claro. A mí me llama la atención la gente que dice ‘es que ahora eres menos rockera...'. ¿Menos que cuando? ¿en comparación a qué? Esto me hace sospechar que no es tanta la gente que escucha por completo un disco. Porque en todos los discos ha habido rock, con más o menos agresividad.

Pero es como la esencia. Tú tienes una manera de expresarte y como no es nada postizo, es la misma desde que empiezas hasta hoy. Con los matices normales.
Es casi la artista más versátil que hay en España...

Pero esto lo hago yo de una manera naturalísima. No puedo explicar, por ejemplo, cómo llego a incluir en el disco una canción como '18 años'. Es un ejercicio de interpretación, una aventura en la que me meto porque me gustan los riesgos, porque quiero sorprenderme.

Entonces, ¿se ha reinventado?

Si, pero yo no hago carrerita ni con ni contra nada ni nadie. Lo hago porque me estimula, porque me parece interesante, porque me gusta, insisto, sorprender y sorprenderme. Pero en la medida en la que yo me siento segura. Si yo considerara que iba a destrozar una canción, lo mismo la hubiera trabajado para enseñársela a mi peor enemigo cada vez que le viera.
Ha reunido a un gran grupo de músicos, como Luis Auserón, Goñi o Palladino. ¿Se ha sentido un poco ‘princesita' entre tanto caballero?

Privilegiada sí. Porque la sensación más total de todas es lo que vives mientras estás grabando. Eso es impagable. Son sensaciones y recuerdos que se quedan para uso y disfrute nuestro. Y como consecuencia, hacen que una canción tenga un solo o un detalle de un guitarra o unas notas que ha hecho inesperadamente el bajista.

Pero sí, me he sentido así totalmente, aunque entre tanto hombre llevo toda mi vida... (ríe). Pocas veces ha habido mujeres a mi alrededor mientras trabajo. Una vez tuve una bajista, pero no es lo normal. Y en esta ocasión me han querido más, me han pegado más abrazos, más besos, me han toqueteado más (ríe de nuevo).
¿Por qué el primer single ha sido ‘Se feliz' y no, por ejemplo, ‘Soy'?

Cuando te presentas tienes que escoger una canción que represente algo. Puede ser estilísticamente un ejemplo de lo que la gente se va a encontrar en el disco, o puede ser la actitud o el momento en el que te encuentras.
¿Y qué quería expresar?

A mí me parecía que, después de estos nueve meses, en los que había gente preocupada y, sobre todo, gente próxima con el mismo problema, aparte de salir yo y decir ‘me ha pasado esto, me han operado, me han quitado esto y lo otro', si tuviera que decir algo sería ‘a pesar de que llueva (mira a través del cristal), búscale la cara amable' a la vida.

Todo el disco rebosa, más que de madurez, de mucha paz, de reflexión...

No sé cuánto de reflexión hay, porque yo no soy una persona simple musicalmente, pero sí me gusta analizar las cosas, y eso se tiene que notar en algo tan íntimo como es cantar. En canciones como ‘Lo mejor de lo peor' es verdad que estoy cantando en plan ‘si queréis seguirme me seguís y si no, sigo sola' (ríe).

Pero eso tiene más que ver con la canción, porque, por ejemplo, en '18 años' sí pongo algo de distancia. Me tengo que imaginar que una ‘mari' cincuentona tiene un affaire con un chico de 18. Pero obviamente tengo más seguridad en lo que hago. Ya hace mucho que he pasado ese estado de duda. Cuando canto, lo vivo.

Cuando a uno le ocurre algo así, como pasar por un cáncer o una fuerte depresión, le da por pensar. ¿En qué ha pensado estos meses?

Pues he pensado en términos de música, de canciones, de letras. Nada, o no mucho, en cosas como ‘el tiempo se acaba' o ‘¿llegaré a la vejez?'... No te niego que no haya pensado alguna vez sobre las grandes incógnitas de la vida, pero como no le he puesto en ningún momento drama al asunto, no he hecho ninguna reflexión con miedo.

¿Y le ha dado para hacer algo que antes no hacía?

Pues no. Piensa que salvo un par o tres veces que fui a casa de mi madre, y cuando acabé las sesiones de quimio, un viaje al festival de Glastonbury, he estado todo el tiempo en Madrid, más que en los últimos veintitantos años. Yo nunca había estado más de cinco días seguidos en casa.
¿Y cómo lo ha vivido?

Es un parón muy fuerte, pero lamentablemente ni me he dedicado a cosas como leer, porque tenía cero de concentración. Pero he aprovechado el tiempo de la manera más brillante en que lo se hacer, que es haciendo discos, y pensando ya en el siguiente.
Entonces, el próximo trabajo lo tiene ya en la cabeza...

Sí. Será un disco totalmente diferente. Es un viaje al pasado en el que hay material, en algunos casos, pocos conocido; aunque aún no se qué escogeré. Van a primar las canciones buenas, con las que yo me identifique, y a lo mejor hay una mayor tendencia a hablar en términos de amor.... Me apetece mucho. Me hace mucha ilusión.
Hablemos de Francia. ¿Qué tiene para que la quiera usted tanto?

No sé lo que tiene, pero allí me siento muy cómoda. Es maravillosa. Pero vamos, por lo menos hasta 2008 no iré, porque no puedo...
¿El médico no le da permiso para viajar?

No, no, ahora lo que me quedan son 'sólo' las ‘iteuves' (ríe).
Usted es ya una veterana, y eso en estos tiempos de música de usar y tirar es complicado...

Pues sí, es como un hito tener 11 discos. Pero trabajo para poder hacerlos, y cuento con cosas que tienen que ver con la suerte. Hay gente a la que le sigue gustando lo que hago, y puede que otro cantante con más talento que yo se rompa los cuernos y no lo consiga.
¿Sigue teniendo ‘sueños raros'? (‘Sueños raros' es el título de la última canción del disco, y hace referencia a los efectos de la medicación tras su operación).

Noo, ya no (carcajada). En cualquier caso, aquello no eran pesadillas, eran sueños muy luminosos y nunca los había vivido. Pero eso sí que tiene que ver con la vida tóxica, con la medicación, sobre todo cuando no eres muy ‘pastillera'.

Yo no uso pastillas ni para dormir ni para despertarme ni para un simple dolor muscular. Con lo cual, en este período en el que me han metido tantas cosas... lo veía todo en colores...
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