Hay creencias populares que, a veces, se acaban confirmando. Es lo que ha demostrado la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, con un estudio: los padres dan más comida basura a sus hijos que las madres.
Los investigadores de esta universidad encuestaron a 44 familias con al menos un hijo o hija adolescente, y en 41 de ellas, es decir, el 93% de los casos, tanto los hijos como los padres admitieron que los patrones dietéticos de los padres eran peores que los de la madre. Es más, los hijos son tan conscientes que admiten que suelen pedir comida basura a sus padres porque saben que ceden más fácilmente que sus madres.
"Los padres son menos propensos a poner límites a los snacks. Y las normas convencionales de masculinidad desalientan a los padres a participar en comportamientos saludables, dice Priya Fielding-Singh, una de las autoras de la investigación.
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