EE UU exige más presión contra Corea del Norte y no descarta el uso de la fuerza

Nikki Haley, la embajadora de EEUU ante la ONU.
Nikki Haley, la embajadora de EEUU ante la ONU.
ANDREW GOMBERT / EFE
Nikki Haley, la embajadora de EEUU ante la ONU.

Estados Unidos exigió este miércoles en la ONU un aumento de la presión internacional contra Corea del Norte y avisó de que, si es necesario, está dispuesto a utilizar la fuerza para responder a la amenaza que representa Pyongyang, a lo que se opusieron Rusia y China, que insistieron en la negociación.

La embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Nikki Haley, anunció que su país va a presentar en los próximos días un proyecto de resolución para que el Consejo de Seguridad endurezca las sanciones contra Pyongyang.

El movimiento es una respuesta concreta al ensayo que el país asiático llevó a cabo el martes con un misil balístico intercontinental, un tipo de proyectil con el que se cree que podría alcanzar Alaska.

"El lanzamiento de un misil intercontinental es una clara y aguda escalada militar. El régimen norcoreano dice abiertamente que sus misiles están pensados para golpear con armas nucleares ciudades en EE UU, Corea del Sur y Japón. Y ahora tiene más capacidad para hacerlo", dijo Haley en un discurso.

Ante esa situación, la embajadora aseguró que su país está preparado para usar todas sus capacidades para defenderse a sí mismo y a sus aliados. "Una de nuestras capacidades son nuestras considerables fuerzas militares. Las usaremos si tenemos que hacerlo, pero preferimos no ir en esa dirección", añadió.

Haley también amenazó con la posibilidad de utilizar el poder comercial de su país para actuar contra Pyongyang y contra aquellos que "permiten e incluso animan al comercio con Corea del Norte en violación de resoluciones de la ONU". "A esos países les gustaría mantener sus arreglos comerciales con Estados Unidos. Eso no va a pasar. Nuestra actitud en comercio cambia cuando los países no se toman en serio las amenazas a la seguridad internacional", subrayó.

Haley recordó, además, que buena parte de la aplicación de las sanciones a Corea del Norte es responsabilidad de China, que es el principal socio comercial del país, y a quien EE UU insiste para que presione por esa vía al Gobierno de Kim Jong-un.

Reticencias de Moscú y Pekín

Frente a los llamamientos de Washington, tanto China como Rusia se mostraron reacios a imponer nuevas sanciones e insistieron en que sólo puede haber una solución negociada a la crisis.

"Todos debemos saber que las sanciones no van a resolver la cuestión", dijo el embajador adjunto de Rusia, Vladímir Safronkov, que consideró "inaceptable" cualquier intento para "estrangular económicamente" a Corea del Norte.

China y Rusia, cuyos líderes emitieron el martes un comunicado conjunto, volvieron a poner sobre la mesa la propuesta que Pekín ha defendido durante los últimos meses para tratar de impulsar negociaciones. Esta pasa por que Corea del Norte suspenda sus pruebas nucleares y con misiles a cambio de que EE UU y Corea del Sur hagan lo mismo con sus maniobras militares en la región con el fin de reducir la tensión y permitir avanzar.

Acción rápida

El Gobierno de Donald Trump ha rechazado por ahora esa idea y defiende que antes debe ver pasos positivos por parte de Corea del Norte, que mientras tanto ha continuado con sus pruebas de misiles.

Haley dio a entender este miércoles que el último ensayo norcoreano hará que su país sea aún más firme en esa idea y que apueste por una acción rápida en la ONU, frente a las largas negociaciones que habitualmente mantiene con China en todo lo relativo a Corea del Norte. "No vamos a tener paciencia para que se bloquee o para que se nos convenza de una resolución aguada", dijo la embajadora.

Varios países como Francia, el Reino Unido o Japón dejaron claro que respaldan el endurecimiento de los castigos que plantea Washington, y defienden que la ONU debe enviar un mensaje claro ante las repetidas violaciones de sus resoluciones por parte norcoreana.

Haley urgió a Rusia y China a sumarse al grupo y consideró que oponerse a las sanciones es "dar la mano a Kim Jong-un".

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