En el último millón de años el clima de China se ha hecho más fresco y seco, según un estudio de la UCO

  • En el último millón de años el clima en China ha ido cambiando hasta hacerse más fresco y seco, según revela un estudio realizado por la Universidad de Geociencias de China, dos universidades de Estados Unidos y la Universidad de Córdoba (UCO), que ha sido publicado por la revista 'Palaeogeography Palaeoclimatology Palaeoecology'.

Para llevar a cabo este trabajo, según ha informado la UCO, se han utilizado los óxidos de hierro que se conservan en antiguos sedimentos y suelos chinos, con el fin de poder reconstruir las condiciones climáticas desde la mitad del Cuaternario.

Este trabajo responde a la preocupación de hacer frente a los efectos que el cambio climático puede tener sobre la Tierra, ya que, conociendo cómo han sido los cambios climáticos a través del tiempo y cuál ha sido su patrón en según qué lugares, se logran ideas para afrontar o prevenir dichos efectos.

El estudio de los paleosuelos es esencial para saber cuáles fueron las condiciones ambientales de otras épocas. Concretamente, los óxidos de hierro que se encuentran en los suelos son los encargados de desvelar cómo fueron los distintos ambientes climáticos.

Después de más de 30 años estudiando el origen y el comportamiento de los óxidos de hierro, la Unidad de Edafología del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba, liderado hasta hace poco por el Catedrático José Torrent, utiliza estos objetos naturales para hacer historia.

Debido a que la naturaleza de los óxidos de hierro está determinada por el tipo de ambiente en el que aparecen, trabajando de manera inversa se puede hacer una reconstrucción de las condiciones ambientales que provocaron su aparición.

El estudio publicado en 'Palaeogeography Palaeoclimatology Palaeoecology' ha recorrido la historia del clima monzónico chino desde mediados del Cuaternario gracias a la observación de las concentraciones de dos óxidos de hierro (goethita y hematita) de sus suelos.

La aplicación de estas técnicas en suelos chinos ha venido siendo empleada con éxito en los extensos depósitos de loess. Estos depósitos están formados por polvo muy fino que fue transportado por los vientos de las épocas siguientes a la regresión de los glaciares que, tras derretirse, dejaban sedimentos ricos en el polvo que dio lugar al loess.

Las tormentas de viento que transportaron estas partículas provocaron su acumulación y la consecuente aparición del loess en amplias zonas de China. El loess suele ser amarillento, debido al contenido de la goethita, cuyo tono está en la escala de los ocres. Esto se torna obvio si se tiene en cuenta que la goethita es un indicador de clima húmedo y frío, como el que predominaba en las zonas de origen.

Cuando el clima cambia y se dan las condiciones necesarias para la formación del suelo, sobre ese loess aparecen suelos con propiedades distintas, dando lugar, con el tiempo, a perfiles de hasta 200 metros de espesor compuestos por muchas unidades loess-paleosol. Estudiando estos perfiles se consigue ver la evolución climática que dio lugar a los mismos.

En el estudio se han aplicado concretamente estas ideas a una sección de sedimentos rojos y suelos en la Cuenca de Shengdu en la que hay concentraciones variables de goethita y hematita en profundidad. El estudio muestra que varios de los antiguos climas en esa zona han contado con temperaturas agradables y periodos de secado del suelo, características necesarias para la aparición de hematita.

También se ha comprobado que el clima monzónico de esta zona ha tendido a ser más fresco y seco y que, comparado con las regiones del Norte de China, aparece como más activo desde el punto de vista de la alteración de las rocas y formación de suelos.

Gracias a estas investigaciones, los óxidos de hierro no solo regalan espectaculares paisajes con multitud de tonalidades en la escala del rojo al amarillo, sino que también cuentan la historia del clima y las consecuencias de su evolución futura.

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