En nota de prensa, el Principado explica que la radiofrecuencia, como alternativa a la cirugía, consigue reducir el tamaño del nódulo hasta un 92 por ciento, no requiere hospitalización, evita las complicaciones derivadas de la cirugía abierta y tampoco causa cicatrices.
Esta técnica se emplea en el hospital desde hace una década en tumores de otras localizaciones como hígado, hueso o pulmón y, más recientemente, riñón.
Los nódulos tiroideos son un problema de salud muy frecuente, especialmente entre las mujeres. Por ejemplo, son palpables en un sector de entre el 5% y el 10% de la población, se hallan entre el 40% y el 50% de las autopsias y en más del 67% de las ecografías cervicales. En la mayor parte de los casos no necesitan tratamiento, pero cuando son muy grandes pueden provocar síntomas como bocio visible, ronquera o cambios en la voz, problemas respiratorios e incluso dificultades en la deglución.
La radiofrecuencia permite reducir entre un 35 y un 58% el tamaño del nódulo en el primer mes y hasta más del 90% después de cuatro años, si bien cuando el volumen de la masa supera los 20 mililitros puede precisar más de una sesión.
El abordaje consiste en la introducción de una aguja de radiofrecuencia con vigilancia por ultrasonidos, barriendo el nódulo con la técnica denominada moving shot, para lo que se utiliza un generador de radiofrecuencia con una potencia inicial baja, de alrededor de 30 vatios, que se puede incrementar posteriormente de diez en diez vatios cada diez segundos.
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