Christian Gálvez entrega mañana el premio más grande de la historia de Pasapalabra en su etapa en Telecinco : 240.000 euros.

Debe emocionar dar un premio así...

Sí, porque además es un récord, pero también me hace ilusión dar premios más pequeños.

¿Se implica mucho con los concursantes?

Sí, porque es jorobado estar ahí, y me gusta que estén cómodos, que no se pongan nerviosos ¡y que selleven premios! (risas).

¿Alguna vez ha sentido predilección por uno?

No. Es verdad que hay concursantes que son un poco más parados, e incluso alguno ha regañado a sus invitados porque habían fallado, pero siempre soy imparcial.

¿Cómo hace para no trabarse leyendo?

Nada en particular, yo ya hablaba rápido y leyendo es más fácil. Supongo que la práctica y el ensayo ayuda mucho.

¿Leía en clase de pequeño?

No, que va, me moría de verguenza.

Y ha acabado en la tele...

(Risas) Sí, aunque en realidad yo quería ser cantante de Heavy Metal.

¿Y porqué no lo hizo?

Porque mis cuerdas vocales me permiten leer rápido, pero no cantar muy alto (risas).

Hay invitados que lo hacen muy bien, pero otros...

Yo creo que es por el miedo a hacer el ridículo, que les cohibe. Cuando vienen deshinibidos y a divertirse lo hacen mejor.

Los roscos parecen más fáciles que antes...

No lo sé la verdad. A mi me pones uno y lo flipo en colores (risas).

¿Ha aprendido mucho?

Si, por ejemplo he aprendido que el potorro no es el órgano reproductor femenino, sino un salero.

¿No va de listillo con sus amigos?

No, que va, mis amigos son todos muy de barrio (risas).

¿Cuál es su letra preferida?

La "S", porque es la letra de Supermán, mi ídolo del cómic desde que era pequeño.

¿Y una palabra con esa letra?

Sinceridad. En lo profesional viene bien para ser natural, para transmitir, y en lo personal hay que ser sincero aunque duela.