De Campisábalos a Donostia: los destinos con el aire más limpio

Al viajar buscamos belleza (además de relax, romper con la rutina, divertirse...). La belleza del patrimonio de la Humanidad y la de la naturaleza. Un cielo limpio suele ser sinónimo de un gran entorno natural y a veces eso puede disfrutarse en ciudades y especialmente en pueblos. Si de aire limpio se trata, la primera cita ha de ser en Campisábalos.

Este municipio de la provincia de Guadalajara encabeza la lista de localidades con el aire más limpio de Europa, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tal y como recoge el listado de los municipios más sostenibles del país elaborado Hundredrooms con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.

Con apenas 165 habitantes censados, el Pueyo de Araguás (Aragón) fue escogido por la OMS como uno de los menos contaminados de Europa. Menorca fue incluida en 2015 por Greenpeace como uno de los 'puntos verdes' en su Radiografía social del medio ambiente en España, por sus esfuerzos por recuperar la agricultura tradicional e impulsar la ecológica. En mayo, el Govern balear creó la 'Estrategia de Turismo Sostenible para las Islas Baleares 2017-2020' que tiene como finalidad la competitividad sostenible del archipiélago.

En el norte del país encontramos a Santiago de Compostela, que ocupa un puesto entre los destinos menos contaminados de España, donde le sigue el municipio de Telde, en Gran Canarias, y el casco antiguo de Cáceres.

A continuación, el comparador sitúa a Tavernes de la Valldigna, en el municipio de la Safor (Valencia), el cual recibió en 2012 el Premio Conama a la Sostenibilidad, por sus iniciativas de movilidad, webs, talleres de educación y promoción de vehículos no motorizados. Por último, la lista de los destinos españoles menos contaminados la cierra la ciudad de San Sebastián.

España es el país que más superficie aporta a la red Natura 2000, el principal instrumento para la conservación de las especies y de los hábitat más valiosos del Viejo Continente. En 2016, los destinos sostenibles multiplicaron por cinco su demanda entre los más de 1.200 millones de turistas internacionales que viajaron por el mundo.