Mientras desde hace unos meses el Museo Reina Sofía celebra el 80 aniversario del cuadro más celebre y trágico del siglo XX con la exposición Piedad y terror de Picasso. El camino a Guernica, la inminente llegada del verano nos trae a la capital una visión más luminosa del pintor malagueño gracias a Picasso y el Mediterráneo.

La muestra, que podrá verse en la Fundación Canal hasta el próximo 15 de agosto, reúne por primera vez en Madrid una selección de 91 obras procedentes de los fondos de la Fundación Pablo Ruiz Picasso-Museo Casa Natal de Málaga.

Y entre este centenar de obras -grabados en su mayoría pero también ilustraciones y cerámicas- topamos con algunos de los temas recurrentes del autor: la tauromaquia, la mitología, los paisajes mediterráneos, el clasicismo o el esplendor de los cuerpos en la iconografía griega y romana. "Nunca he pintado algo que no haya visto o sentido", solía decir Picasso.

Hasta el más mínimo detalle está cuidado en esta exposición para evocar en el espectador el espíritu mediterráneo. El montaje nos traslada a una de esas playas de principios del siglo XX en las que solían predominar la decoración a base de rayas azules y blancas, esas mismas rayas marineras que, instantáneamente, nos traerán a la cabeza una de las indumentarias más famosas del pintor.

Dividida en cuatro secciones, la más importante por número de obras (44) y protagonismo es la titulada Tauromaquia: un ritual mediterráneo, que demuestra no solo la fascinación del malagueño por los toros y la fiesta sino su impacto sobre su propia obra.

Según Mario Virgilio Montáñez, jefe de promoción cultural de la Fundación Picasso y comisario de la exposición, la afición temprana del artista le llegó gracias a su padre, que solía llevarle a la plaza desde bien pequeño. "Para Picasso la tauromaquia no es solo un espectáculo de amor y muerte sino también una manera de volver a los orígenes", aclara.

Entre el casi medio centenar de obras dedicadas a este apartado encontramos animales de cuerpo entero, corridas, cabezas de toro o animales convertidos en seres alados que van desde la representación realista a las figuras simplificadas o más abstractas.

La otra mitad de las obras se dedican a los tres restantes apartados. El segundo de ellos, que gira alrededor del desnudo, muestra la deuda de Picasso con la iconografía griega y romana y su ruptura total con todos los prejuicios y códigos sobre sus representación. Destacan obras como Escena de playa (1956), que evoca los veranos pasados por el artista en la playa de La Goroupe y los disfrutados en familia en Juan Les Pins.

La celebración de la mitología y su atracción por criaturas como el minotauro, el centauro o el fauno constituye el núcleo de la tercera sección de esta exposición que se completa con la influencia de las culturas clásicas. Desde los temas bíblicos de obras como Salomé, pasando por la Grecia y Roma más academicista de Tres desnudos de pie con esbozos de rostro o su admiración por el mundo árabe que se aprecia en Las mujeres de Argel, según Delacroix.

La muestra se vincula al proyecto internacional Picasso-Mediterráneo, una amplia red de exposiciones y coloquios en la que participan más de 60 museos del sur de Europa y el norte de África desde el pasado mes abril y hasta finales de 2019. Contará con visitas-talleres dirigidos a familias y la entrada es gratuita.