En concreto, en cuanto a la especie, el mayor número de sacrificios fue de aves de corral (incluye pollos de cebo, gallinas de puesta y otras aves como palomas, patos, etcétera), que alcanzaron los 63,3 millones de cabezas, seguidos de los conejos (lagomorfos) con 6,62 millones y los de especie porcina, que llegaron a los 6,43 millones.

Muy por detrás e sitúa la especie ovina (lechazo, cordero y ovino mayor), que alcanzó la cifra de 3,2 millones, y después ya los 432.548 animales de especie bovina, los 105.692 de caprino y los 7.901 solípedos (potros y otros solípedos), según los datos de la Consejería de Sanidad recopilados en el informe de actividad inspectora en los mataderos recogidos por Europa Press.

El sacrificio de ungulados (bovino, ovino, carpino, porcino y solípedo) se produce principalmente en Salamanca, Burgos y Segovia, con porcentajes del 26,3, 20,4 y 16,9 por ciento, respectivamente, sumando entre las tres más del 60 por ciento respecto al total de sacrificios de esta especie en la Comunidad.

Respecto a los sacrificios de aves de corral, León, Valladolid y Segovia, con el 32,8 por ciento, el 26,2 y el 19,7 por ciento, suman entre las tres más del 75 por ciento del total de sacrificios de esta especie. Salamanca es la única provincia donde no se realizan sacrificios de aves de corral.

OTRAS ESPECIES

Solo en las provincias de Burgos, León y Valladolid se realizan sacrificios de lagomorfos. En ésta última el porcentaje es del 95,6 por ciento de los realizados en Castilla y león.

El número de sacrificios en la Comunidad se ha mantenido relativamente estable durante el año 2016, cuando ha aumentado tan solo un 0,6 por ciento respecto al año anterior. En cinco provincias la variación interanual ha sido positiva y destacan Salamanca y Segovia, con aumentos del 11 y 10,8 por ciento respectivamente.

De entre las provincias que tienen variación interanual negativa destaca Ávila, con un descenso del 21,2 por ciento.

En cuanto a la evolución de los sacrificios por especie, entre los aumentos destacan los de las especies solípeda y caprina, con un 38,5 y 16,8 por ciento, respectivamente, con respecto el año anterior.

El número de sacrificios solamente ha descendido ligeramente, en el último año, en las especies ovina y porcina (ambas con un 0,4 por ciento).