Las jornadas de la Olla Churra de Villar del Arzobispo reunirán a más de 1.000 personas cocinando en la calle

  • Las VIII jornadas de la Ola Churra de Villar del Arzobispo (Valencia) reunirán el sábado a más de 1.000 personas cocinando en la calle el plato típico del este pueblo de la Serranía, según ha informado el consistorio.
Catel de la Olla de Cillar del Arzobispo
Catel de la Olla de Cillar del Arzobispo
VILLAR DEL ARZOBISPO
Catel de la Olla de Cillar del Arzobispo

La Olla Churra es uno de los platos más antiguos del interior de la provincia de Valencia y Villar del Arzobispo es uno de los pueblos que mejor conserva esta tradición gastronómica.

El plato se compone de patatas, alubias, cardos, acelgas, oreja, morro, pies de cerdo y huesos de espinazo. Pero el ingrediente estrella en esta localidad es la morcilla de cebolla, conocida como 'morca' en el habla coloquial local.

Este es el embutido más preciado en la localidad y de hecho es el protagonista también de otra de las fiestas más conocidas de Villar del Arzobispo, los Carnavales ya que en esta celebración el pueblo no realiza el típico entierro de la sardina, sino de la 'morca', según las mismas fuentes.

La Olla nació como plato de aprovechamiento de cuanto se tenía al alcance en la casa, en el campo y en la orza, la tinaja donde se conservaba el embutido en aceite después de frito. La característica de este plato es el caldo bien espeso y para ello se requiere una cocción muy lenta, de unas 4 horas, un tiempo que, antiguamente, se aprovechaba para pasar las mañanas frías de invierno al calor de lumbre.

150 KILOS DE PATATAS Y 500 MORCILLAS

Hace 8 años, Villar del Arzobispo recuperó esta tradición en la Jornada de la Olla Churra y aprovechando la primavera, se convoca a todo el pueblo a cocinar olla y comerla todos juntos por lo que este año se cocinarán más de 1.200 raciones simultáneamente en la plaza del Huerto del Señor desde las 9 de la mañana.

La Comisión de Fiestas para esta jornada ha preparado, entre otros ingredientes, cerca de 500 morcillas, 160 kilos de patatas, 250 huesos y trozos de morro y oreja de cerdo, además de 30 kilos de acelgas, 20 kilos de cardos y 14 kilos de alubias.

Cocinar la olla es todo un ritual que une a los participantes con el pasado, les devuelve sus recuerdos y el gusto por las cosas auténticas, hechas sin prisa, poco a poco, según el consistorio que ha subrayado que, con antelación, cualquier vecino o visitante puede reservar su ración de olla.

Además se da opción a adquirir la típica cazuela de barro donde antiguamente se comía este plato y reservar una plaza para

comerla junto al resto de participantes en las mesas preparadas para la jornada en las que se reparte también sangría, fruta, pan y una rosa, uno de los dulces típicos del pueblo.

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