Un recuperado Jesse Malin presenta en Madrid su notable Glitter In The Gutter

Jesse Malin, en una imagen promocional. (ARCHIVO)
Jesse Malin, en una imagen promocional. (ARCHIVO)
AGENCIAS
Jesse Malin, en una imagen promocional. (ARCHIVO)

Curiosa trayectoria la de Jesse Malin. Pocas veces un músico de semejante carisma y talento ha naufragado tanto con un cambio de rumbo en su carrera y, al mismo tiempo, poquísimas veces ha sido capaz de tapar bocas con un renacimiento compositivo tan inapelable cinco años después.

La historia la conocerán la mayoría de los seguidores del punk de los 90’s.

Malin comandaba una banda llamada D-Generation. Aunque, para ser justos, en este caso no cabe hablar de banda, en este caso procede hablar de grupo con mayúsculas, de típica formación capacitada para marcar una generación, y nunca mejor dicho.

Capturando la rabia de los Sex Pistols más desbocados, recuperando el lado más glamouroso de formaciones como New York Dolls, desprendiendo el magnetismo hard-rockero de Hanoi Rocks o Guns N’ Roses y transmitiendo la angustia propia de la generación grunge, este grupo neoyorquino consiguió asimilar estas influencias con una personalidad ejemplar y editó tres discos sobresalientes, especialmente No Lunch, una de las indiscutibles obras maestras de los 90’s.

Pues bien, el grupo, para disgusto de sus fans, se disolvió, lo que propició la aventura en solitario de Malin. 2003 fue el año elegido para que esta referencia de la pasada década se descolgara con su primer álbum.

Las peripecias de músicos como Chris Cornell, Mark Lanegan o Mike Ness, especialmente las de estos dos últimos, habían sido satisfactorias fuera de sus bandas, así que había motivos para el optimismo.

Brillantísimo álbum

Pero Malin, increíblemente, exhibió una abulia y una falta de inspiración considerable en su tarjeta de presentación (The Art Of Self Destruction) y provocó que muchos acérrimos de D-Generation perdieran la fe en él.

Por suerte, su siguiente paso fue algo más decente (The Heat), en el que asomaba algún que otro destello de esa intensidad propia de los creadores de No Lunch, y Malin al menos evitó el fiasco de su debut.

Pero lo que nadie esperaba era el brillantísimo álbum que este tipo publicaría en 2007. Glitter In The Gutter nos devuelve a un Malin que, salvando las distancias, que aún son muchas, nos recuerda a la de ese inconformista tipo que se dejaba las entrañas con cada canción de D-Generation.

Con las colaboraciones de músicos tan competentes como Ryan Adams, Jakob Dylan, Josh Homme o Bruce Springsteen, este disco ha servido de motivo para una gira española organizada por Lovetoart y que tendrá hoy escala en Madrid.

La sala El Sol, a partir de las 23:30, acogerá su esperadísima actuación.

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