Economía colaborativa: compartir para ahorrar o ganar dinero

La madrileña Antonia Garrido se ha subido al carro de la economía colaborativa llevando a gente de Madrid a Granada con su coche.
La madrileña Antonia Garrido se ha subido al carro de la economía colaborativa llevando a gente de Madrid a Granada con su coche.
ELENA BUENAVISTA
La madrileña Antonia Garrido se ha subido al carro de la economía colaborativa llevando a gente de Madrid a Granada con su coche.

La economía colaborativa es una consecuencia de la crisis económica. El derrumbe de muchos negocios y el creciente número de parados desembocó en un tipo de consumo que pretende el ahorro para unos y la obtención de unos ingresos, para otros.

El éxito es innegable, y el impacto económico también. Y una muestra clara es el recelo que está generando en muchas actividades tradicionales. Hace tan solo una semana, taxistas de España estuvieron en huelga por la presencia de empresas como Uber o Cabify, que ofrecen servicios similares a menor coste para el cliente.

La regulación de la economía colaborativa, en la que trabajan todos los países europeos, va a suponer un gran reto. Juan José Ganuza, director de estrategia de Funcas, considera que "existen muchos riesgos y grandes oportunidades" y que "el balance será positivo dependiendo de la calidad de nuestra normativa". "Necesitamos un modelo regulatorio estable que permita la inversión y reduzca la incertidumbre", opina.

El desarrollo de la tecnología ha sido una herramienta imprescindible para este sistema. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) indica que uno de cada tres internautas utiliza plataformas de este tipo al menos una vez al año. Y según el último estudio sociológico Ulises de 20minutos, el 12% de los españoles ha utilizado el móvil para participar en grupos de consumo compartido. Es un uso más elevado que, por ejemplo, el de monedero para realizar pagos.

Entrando más en detalle, la Comisión  recoge que la economía colaborativa se utilizó con mayor asiduidad en la compra o alquiler de productos de segunda mano, en el primer semestre de 2016. Por detrás se situaron, a gran distancia, los alojamientos y viajes compartidos, la aportación de dinero para financiar algún proyecto, la búsqueda de profesionales para la ayuda en el hogar y, por último, el transporte enfocado para los desplazamientos en la ciudad.

En cuanto al grado de satisfacción en los servicios prestados, la CNMC indica que más del 60% de los clientes ha manifestado sentirse "satisfecho o muy satisfecho" con el alojamiento y viajes compartidos y con la compra o alquiler de productos de segunda mano. En cambio, el 51% mostró indiferencia ante la alternativa ofrecida por determinadas empresas, como Uber, para los trayectos por las urbes.

El principal motivo para el empleo de las plataformas colaborativas por parte de los consumidores es, en la mayoría de los casos, un "precio más ventajoso".

El siguiente, es la percepción de que se trata de servicios más flexibles, que se adaptan mejor a las necesidades y horarios. Casi la mitad de los usuarios de coche compartido para desplazamientos a otras ciudades seleccionaron este motivo en el estudio de la CNMC.

Otra de las principales conclusiones que extrae el organismo de Competencia es que la demanda supera a la oferta en estos modelos. Por ejemplo, menos de un 4% de los internautas ha ofrecido su vivienda o coche para viajar en una plataforma durante el último año.

"Mi coche se ha convertido en un confesionario"

Madrileña de 54 años, Antonia Garrido es consultora de la firma de belleza Mary Kay en España y, sin buscarlo, se topó con las bondades de la economía colaborativa en un momento de su vida en el que necesitaba ingresos tras quedar en el paro.

Es miembro de la plataforma BlaBlaCar con una calificación excelente por parte de los usuarios. En dos años ha realizado más de 20 viajes entre Madrid y Granada y viceversa, siendo ella conductora. "Es una forma de ahorrar tiempo y compartir gastos. Para mí es muy rentable", dice. Y algo más: "Conoces a gente y te cuentan sus experiencias. Algunos incluso repiten. Mi coche es como un confesionario".

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