Los agentes de la Guardia Civil entraron de madrugada, y en compañía de un secretario judicial, a colocar el micrófono en el despacho profesional de Ignacio González. Lo hicieron siguiendo las instrucciones del entonces juez instructor de la causa, Alejandro Abascal, y debido a "la especial gravedad" de los delitos investigados y a las precauciones de la trama en sus conversaciones telefónicas debido a las "filtraciones desde el primer minuto", revela la Cadena Ser.
Esta inusual medida, permitida por la Ley de Enjuiciamiento Criminal desde 2015 para casos de especial gravedad, también se completó con seguimientos a través de micrófonos portátiles para salvar las precauciones que ponían los, entonces, presuntos implicados. "En especial por el supuesto cabecilla, Ignacio González, que disponía de un sistema de encriptación de su teléfono móvil".
El juez Eloy Velasco, que heredó la causa de Abascal, mantuvo el seguimiento especial y los micrófonos.
En su auto judicial, Velasco hace mención a la "captación de las comunicaciones orales" que sirvieron para conocer que González, ahora en prisión, recibió un documento sobre una cuenta en Suiza. Ese seguimiento permitió a los investigadores saber también que se produciría una reunión entre su hermano, Pablo González, también detenido, y el secretario de Estado de Seguridad.
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