Tamara se reencarna en Yurena

El miércoles presentó su nuevo disco. ‘20 minutos’ pasó la tarde con ella... en la peluquería.
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A Tamara, perdón..., a Ámbar, perdón..., a Yurena (cosas de los trabalenguas con tanto cambio de nombre) el culebrón le ha «perseguido toda la vida». Dilapidada, hundida, fustigada en la arena televisiva. Ante todo «dolida», por ser «yo misma, auténtica», dice, por amamantar a tantas «garrapatas que no son personas ni son nada».

Oh, musa Yurena, tu fans lloran tu pérdida, tus dos intentos de suicidio... Pero tranquilos. ¡Vuelve! Está aquí la reina del cutre-fashion, aristócrata del látex, sexy camaleón de minicejas con horizonte infinito. Dispuesta a pintar con todo el maquillaje que luce en su rostro los muros del mundo diciendo: «Ya no quiero ser la reina del papel couché» (título de una de sus nuevas canciones ).

Ayer presentó un adelanto de su disco Vuelvo (Trak Música) en Madrid, que publicará en octubre. Vuelve, eso sí, acompañada de su inseparable carabina Margarita Seisdedos. Y de su padre, Floreal. Simbiosis total.

Cita en la peluquería

Recibe a 20 minutos en su verdadero templo. La peluquería Mary Blanca de la Gran Vía madrileña. Le pega el local como tacón al pie. Un toque retro. Lámparas de candelabro. Aquí reza Yurena una vez por semana. Y atentos: «No soy amante de la laca, eso es leyenda urbana». Lo mejor: su peluquera lo confirma.

Para renacer como la Juana de Arco kitsch que es, se ha convertido en un glamouroso monje zen transformista. «He trabajado a nivel mental. No quiero volver a la depresión». Su líder espiritual ha sido su madre todoterreno: «Mi paño de lágrimas, mi amiga». ¿Y tu guardaespaldas? A lo que responde Margarita Seisdedos: «Si hace falta meter un guantazo...».

Así que esto es un aviso a acosadores catódicos: «Voy a volver a ser la número uno en la música, a poner los puntos sobre las íes, que se preparen». Yurena. «Totalmente guerrera. Una princesa ochentera».

Carne de polémica

Sus nombres son sinónimo de polémica. Ella dice que no tiene término medio: «O se me quiere o se me odia». Quizá por ello, tuvo lío con Paco Porras, a quien acusó de haberla dejado embarazada. También se desentendió de Toni Genil, quien la apoyó inicialmente cuando se enfrentó a Porras. Otro personaje de la farándula, Arlequín, difundió un supuesto vídeo porno de ella. Y la granadina Loli Álvarez, la acusó de haberle plagiado el tema de No cambié. En el Hotel Glamour se enfrentó al peluquero Juan Miguel, ex de Karina. Hasta Dinio la vapuleó.

Tamara, Ámbar...Lío de nombres a golpe judicial

La conocimos como Tamara, pero otra Tamara, cantante de boleros, recurrió judicialmente, y tuvo que cambiarlo. Después, le pusieron Ámbar en un programa de televisión, pero una empresa también lo recurrió. Al final, ha sido Yurena, significa en guanche ‘hija de la luna’, dice. Aunque el diccionario Teberite de lengua canaria lo traduce como ‘demonio’. En la foto, Yurena y su madre en la peluquería.

Claves del éxito

La Alaska del siglo XXI: Su primer sencillo vendió 40.000 copias y fue todo un éxito. Su estética travestida y su estilo retro marcaron una tendencia. El tema No cambié, no cambié se convirtió en el himno que la catapultó, con la ayuda del productor –y marido de Alaska– Mario Vaquerizo. Después sacó Tamara superstar, apadrinado por Alaska y temas de artistas de la movida, como Nacho Canut.

La televisión: Empezó a aparecer en los plató televisivos de la mano de Paco Porras, de quien decía que era su novio. Estuvo relacionada con Toni Genil y Leonardo Dantés, autor de No cambié. Programas como Crónicas marcianas hicieron de ella su mayor filón.

Yurena según Yurena

Nada ‘freak’: «Para mí friki es despectivo, lo utiliza la gente que quiere diferenciar entre personajes con clase y los que no. Yo soy muy normalita. No voy a saraos. Soy una profesional de la música y nada nocturna»

Madura pero cariñosa: «No soy infantil, pero sí cariñosa, incluso pegajosa. Coqueta pero no presumida. Mi estética ha sido ambigua desde el principio, a los dieciséis años ya era así»

Hipersensible: «Soy hipersensible, pero no frágil, nada endeble. Algunos confunden la buena educación, la bondad, y los modales con ser estúpido. Ese el problema de la prensa, siempre he tenido que defenderme. Soy una víctima.»

FOTOGALERÍA: Con Yurena en la peluquería

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