En la sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, la Audiencia le impone un año de prisión por un delito de maltrato habitual, 6 meses por el delito de quebrantamiento de medida cautelar y 8 años por el delito de incendio con riesgo para la vida e integridad de las personas, en todos ellos con la concurrencia de la atenuante simple de alteración psíquica.

El procesado, además, deberá indemnizar a la víctima con 7.000 euros por el daño moral sufrido, así como con 242.064,81 euros por los perjuicios ocasionados en la vivienda.

Según los hechos probados que recoge la sentencia, la pareja sufrió una crisis conyugal que "abocó a la ruptura definitiva" de la relación, pero el hombre "no aceptó tal ruptura y se dedicó, de modo sistemático, a hostigar -a la mujer-, merodeando la vivienda en que esta residía, insultándole incluso cuando se encontraba acompañada de terceras personas, y creando situaciones tan tensas, que las propias vecinas de ella, temiendo por su integridad, procuraban acompañarla para que no estuviera sola, y así con su presencia protegerla".

El hombre fue condenado por cinco faltas de injurias y por una falta de vejaciones injustas por hechos ocurridos en marzo y abril de 2017.

Además, el 24 de abril de 2013, el procesado acudió al que había sido domicilio familiar, pese a la medida cautelar que se lo impedía. "Permaneció muy brevemente, se fue para retornar al mismo unos quince minutos después, tras haber llamado por teléfono insistentemente - a la víctima- dándole a entender que se iba a quedar sin casa. Ella, temiendo que en la vivienda se encontrara su hijo menor, fue a la misma, accediendo a su interior, momento en que el acusado echó gasolina al suelo, tiró un soplete y prendió fuego a todo ello, si bien a la mujer le dio tiempo a salir corriendo, produciéndose la deflagración cuando se hallaba a distancia de la vivienda, no sufriendo daño personal alguno", expone la sentencia.

La casa presentó daños de envergadura que, por el riesgo creado,

determinaron que el Ayuntamiento acordara su demolición. La

reedificación de la vivienda y reposición del mobiliario ha sido

tasada en 242.064,81 euros. Según la sentencia, la rápida actuación del Servicio de Bomberos y la circunstancia de que la vivienda se encuentre algo distanciada de otras casas impidió la transmisión del fuego, pero alguna de las viviendas más próximas sufrió daños de escasa consideración.

La sentencia señala que, en el momento de estos hechos, el condenado padecía Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad

(TADH) en el adulto, síndrome de dependencia de cocaína y cannabis en remisión; síndrome de dependencia de otros estimulantes y ludopatía en remisión, que "afectaba moderadamente a su capacidad de control de los impulsos".