Así lo ha manifestado el delegado de Aemet en Asturias, Manuel Antonio Mora García, que ha ofrecido una rueda de prensa para hacer balance climático del invierno y el avance de la predicción para la primavera en la región.

Mora García ha explicado que el invierno -diciembre, enero y febrero- han dejado de media unas temperaturas 0,6 grados por encima de lo normal y con un déficit de precipitaciones del 40%. Así por ejemplo en el mes de diciembre se registraron, en la estación de medición del Aeropuerto, 171 horas de sol, casi las mismas que se suelen registrar en un mes de julio.

"Hemos tenido un invierno cálido y muy seco que contraste con el invierno de 2015 que fue extremadamente frío", ha explicado Mora, que ha indicado que la temperatura máxima se registró el 5 de diciembre en Mieres, con 22,4 grados y la mínima el 19 de enero en Leitariegos con -10,6 grados.

Afortunadamente no ha sido un invierno ventoso, lo que no ha contribuido a la propagación de fuegos como ocurrió en 2015. Tampoco se han registrado muchas tormentas, más bien lo contrario y debido a las escasas precipitaciones y las altas temperaturas también es escasa la nieve en las cumbres.

Así las cosas el déficit hidrológico es a día de hoy, por año hidrológico que comenzó el 1 de octubre de 2016, de un 20%, un dato que "aún no es preocupante y que podría cambiar si se da una primavera lluviosa, como es habitual".

Respecto a la primavera, pese a este comienzo frío y lluvioso con inestabilidad térmica y tormentas, se espera que tras esta semana y la que viene con temperaturas más bajas de lo habitual, llegue la estabilidad. En este sentido Mora ha indicado que, si bien no se aprecian señales significativas en cuanto a las precipitaciones lo que si se contempla es la posibilidad de temperaturas como valores superiores a los habituales para los meses de abril, mayo y junio.