En 1984, la prestigiosa revista japonesa Shōnen Jump publicó el primer número del manga Dragon Ball. El cómic, escrito e ilustrado por Akira Toriyama, contaba las aventuras de Goku, un niño de otro planeta que, cual Superman, defendía la Tierra de cualquier amenaza.

Durante más de una década, hasta 1995, Toriyama hizo de su criatura el máximo referente de las viñetas niponas, que fueron llevadas también con tremendo éxito a televisión. La locura llegó a tal punto que el 9 de mayo ha sido declarado Día de Goku.

En España, el anime fue emitido originalmente por las cadenas autonómicas y, a pesar de las críticas por su contenido violento y las cancelaciones, Bola de Dragón no tardó en convertirse en un fenómeno cultural.

La popularidad de los personajes no paraba de crecer y el universo de Dragon Ball se expandió con rapidez a base de OVAs (películas animadas para vídeo), muñecos, videojuegos, dos largometrajes de acción real (uno chino no oficial de 1991 y otro nefasto, estadounidense, de 2009) y series derivadas.

La última de ellas es Dragon Ball Super, una serie que retoma la historia tras la batalla contra el monstruo Bu, la última trama escrita y dibujada por Toriyama hace ya más de veinte años. Esta nueva etapa, supervisada por el padre de la criatura, se estrenó en Japón en 2015 y no tardó en recibir acaloradas críticas de los fans, indignados por la baja calidad del dibujo y la animación de los episodios. Sin embargo, con el avance de la trama, las críticas se han ido suavizando y la audiencia no ha parado de crecer.

Ahora, las nuevas peripecias de Goku, Vegeta, Piccolo y el resto de carismáticos personajes de Dragon Ball pueden verse por fin en España gracias al canal infantil Boing, que emite los capítulos de esta nueva serie de lunes a jueves a las 22.20 de la noche.

La trama comienza con un período de paz: Goku se dedica a la agricultura, Míster Satán se ha hecho famoso como salvador de la humanidad, Goan y Videl se han casado y Vegeta pasa unas vacaciones en familia. Pero, mientras se reúnen para celebrar el cumpleaños de Bulma, el dios de la Destrucción despierta y, en busca de un planeta que aniquilar, descubre la Tierra. Una vez más, Goku necesitará la ayuda de sus amigos para enfrentarse a la amenaza.

La historia de Dragon Ball comenzaba con un Goku niño optimista e ingenuo al que le encantaba comer, luchar y dormir. Sus primeras aventuras eran ligeras y divertidas, largos viajes llenos de humor, personajes peculiares y tramas anecdóticas.

Sin embargo, con el avance de la historia, los combates fueron adquiriendo más protagonismo. Goku se hizo mayor y la lucha pasó a un primer plano casi constante. Entonces comenzó la etapa conocida en la adaptación televisiva como Dragon Ball Z.

La estructura en esta etapa pasaba por la aparición de un nuevo villano, la derrota de los héroes, un entrenamiento intensivo para hacerse más fuertes y aprender alguna nueva técnica y una batalla final contra el malvado que, esta vez sí, terminaba con la victoria de los defensores de la Tierra.

En la última saga, la del enfrentamiento contra el rosado Bu, Toriyama hizo un intento por recuperar, a través de personajes secundarios (Goten y Trunks, Míster Satán...) parte del tono cómico original.

Goku no sería nadie sin los personajes que le rodean. Su primer acompañante fue Bulma, una chica de pelo azul, inventora, hija de familia rica, que en un principio solo podía pensar en chicos.

Tras ella llegaron multitud de entrañables personajes: el pequeño Krilín, que no tardó en convertirse en el mejor amigo de Goku, el pervertido Muten Rōshi –también conocido como maestro Tortuga Duende–, el guerrero de tres ojos Ten Shin Han, el cerdito con poderes de transformación Oolong, Chi-Chi, quien acabó convirtiendose en la esposa de Goku, sus hijos Gohan y Goten o el mismísimo Dios.

Además, algunos de los mayores enemigos de Goku acabaron convirtiéndose en valiosos aliados. Ese fue el caso de Yamcha, Piccolo y el arisco Vegeta, quien en seguida se convirtió en uno de los personajes preferidos por los fans.

Como Batman o Spider-Man, Goku puede presumir de tener uno de los mejores elencos de villanos de la ficción. Al margen del simpático e inofensivo Pilaf, casi todos sus enemigos han sido criaturas poderosas y amenazantes capaces de poner los pelos de punta con sus miradas y sonrisas diabólicas: el demonio Piccolo original, el tirano interplanetario Freezer y su ejército, los androides fabricados por el Dr. Guero y, sobre todo, Célula, un monstruo creado a partir de la combinación genética de los héroes.

Toriyama creó una imaginería propia para su universo. El elemento principal es el que da nombre a la serie, las bolas de dragón, siete esferas mágicas que, al reunirse, permiten invocar al dragón Shenron y pedirle un deseo.

Otros objetos muy populares son el bastón mágico que llevaba Goku cuando era niño –heredado de su abuelo SonGohan y con el poder de alargarse– y la amarilla nube Kinton, un veloz transporte aéreo que solo podían usar los puros de corazón.

La compañía Capsule Corp popularizó unas pequeñas cápsulas capaces de contener en su interior un coche, un avión o una casa. Bulma, heredera de la empresa, llegó a fabricar una máquina del tiempo, usada por su hijo Trunks para viajar al pasado y, como Kyle Reese en Terminator, evitar un futuro devastados por los robots.

En cuanto a leyendas y razas, el autor imaginó a los guerreros del espacio y su poder para transformarse en monos gigantes y en super saiyan, a los namekianos y su verde planeta o una extraña jerarquía de dioses y demonios.

Cuando Akira Toriyama anunció que abandonaba Dragon Ball, el estudio de animación japones Toei Animation no estaba dispuesto a perder su serie estrella. Decidieron entonces hacer su propio anime al margen del autor. Se llamó Dragon Ball GT y se emitió entre febrero de 1997 y noviembre de 1998.

La historia comienza diez años después de la batalla contra Bu, cuando Pilaf encuentra las bolas de dragón definitivas y convierte por accidente a Son Goku en un niño. Entonces las bolas se esparcen por el universo y el héroe, joven otra vez, se embarca en una aventura interestelar junto a Trunks y su nieta Pan para reunirlas de nuevo y volver a ser adulto.

Esta trama aventurera, más cercana a los orígenes de Dragon Ball, no funcionó muy bien, así que no tardaron en volver al espectáculo de las batallas entre guerreros superpoderosos.

Compuesta por 64 episodios, esta serie apenas tuvo aportaciones de Toriyama (solo en algunos diseños) y presentaba muchas incongruencias con el material previo.

En 2009, Con motivo del vigésimo aniversario del manga, los personajes volvieron a la televisión gracias a Dragon Ball Z Kai, la remasterización en alta definición del material original junto a nuevas secuencias de apertura y créditos finales, así como la regrabación de las voces de los personajes.

Esta revisión de la segunda parte de la serie concluyó en 2015.  Toei Animation aprovechó para recortar las muchas tramas de relleno y tiempos muertos que ralentizaban tediosamente los episodios del anime original.

Primero por su tono aventurero y luego por sus batallas, Dragon Ball era carne de videojuego. El primero fue un RPG (juego de rol) para la consola NES que vio la luz en 1988. Desde entonces han salido multitud de títulos en todo tipo de plataformas (recreativas, consolas portátiles, móviles...) que aprovechan la tremenda rentabilidad de la franquicia.

La locura que generó la saga Dragon Ball Z: Super Butoden en Super Nintendo demostró lo bien que se adaptaban estos personajes al género de lucha uno contra uno. Eso dio pie a otras sagas de este tipo en las sucesivas generaciones de consolas: Budokai, Tenkaichi o los actuales Dragon Ball Xenoverse para PC, Xbox One, Playstation 4 y pronto también para Nintendo Switch.