Bajo el nombre 'De la Inteligencia Emocional a la Educación Emocional' e impartida por el pedagogo y educador, Carlos García, se ha centrado especialmente en cómo el actual sistema educativo tendrá que ofrecer en pocos años una respuesta eficaz y sistémica, a un nuevo contexto social, tecnológico y cultural en el que sólo tener conocimientos no será suficiente. En este contexto, juega un importante papel la educación emocional (aprendizaje socioemocional), ha informado el ente provincial en una nota.

Por ello, en la acción formativa se trabaja con actividades fundamentalmente prácticas con un fuerte valor preventivo relacionadas con el respeto, la toma de decisiones, la asertividad, la resolución de problemas, el autocontrol de impulsos, las habilidades de comunicación, la motivación, la negociación, la escucha activa, el reconocimiento de las emociones y su autorregulación.

En este sentido, existe evidencia contrastada en centros escolares que han introducido sistemáticamente la educación emocional en sus aulas, obteniendo no sólo una mejoría en los resultados académicos, sino también en el descenso del índice de conductas de riesgo -consumo de tóxicos, conductas agresivas, absentismo escolar, estilos de vida no saludables*-, con la consiguiente mejora del clima convivencial y

alumnos mejor preparados en su competencia social.

MAXALIA: PROYECTO INTEGRADOR

El proyecto Maxalia, puesto en marcha por la Diputación Provincial de Huelva, trabaja en clave de prevención comunitaria de manera integral y comunitaria, es decir, con la participación de distintos agentes sociales del entorno donde se desarrolle la acción.

Entre los principales objetivos del proyecto, se encuentran la eliminación del fracaso y del absentismo escolar, así como el reforzamiento de los factores de protección del alumnado de primaria y secundaria, mediante el fomento de habilidades sociales y de comunicación, el refuerzo positivo de las conductas adaptativas y el trabajo de las emociones.

La finalidad de trabajar desde el Proyecto Maxalia con todos los miembros de la comunidad escolar persigue un claro objetivo de continuidad de forma que aquellas destrezas aprendidas y experimentadas puedan tener incidencia por igual tanto en las familias como en la escuela.

De noviembre de 2016 a junio de 2017 se desarrolla este proyecto, que trabaja a favor de la infancia y la adolescencia, por la erradicación de la exclusión social y por el fomento de las relaciones cooperativas de los miembros de la comunidad. Entre sus actividades destacan los talleres de prevención selectiva con el alumnado, las tutorías y sesiones formativas con padres y madres y la formación del profesorado.

Junto a este elenco de actividades y hasta la finalización del curso, se contará igualmente con la indispensable colaboración de padres y madres en similares acciones, de carácter muy práctico, con la finalidad de hacer más efectivos los aprendizajes, toda vez participe el mayor número de miembros posible de la comunidad escolar.