Se prepara a conciencia
Su modus operandi siempre es el mismo: entra en el local y, si ve un ambiente propicio, va al baño. Una vez allí, rotulador en mano, escribe un cuento o una poesía: «Floto como un peso muerto a merced de las corrientes / Cansado de luchar por llegar a puerto, hastiado de verme sometido al capricho de las olas / Anduve entretenido y desnortado, nadie me avisó de la pleamar y cuando llegué a la playa sólo había barro y conchas huecas...».
Dependiendo del tiempo, José Juan escribe más o menos. Eso sí: «Yo nunca improviso. Siempre llevo una libreta y apunto todo lo me viene a la cabeza; así, después, sólo tengo que copiar», aclara.
El Thyssen tiene un poema suyo
Grandes museos como el Thyssen no escapan a la poesía de José Juan. En sus cuartos de baño se puede leer una. Además, ciudades como Oslo, Granada, Albacete o Praga cuentan con su seña de identidad. Su próximo reto es poder escribir en los cines Albatros y Babel: «Estos son los cines de toda la vida y me gustaría poder escribir en sus aseos», afirma. De momento, las únicas que no podrán disfrutar de su arte son las mujeres, ya que sólo escribe en los cuartos de baño de hombres.
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