Literatura desde el trono

Un artista urbano escribe poemas en los urinarios públicos. Deja su huella en los de bares y museos, pero nunca en franquicias o grandes superficies.
José Juan escribiendo un cuento de 99 palabras en los aseos de un local del centro de Valencia (Paco Llopis).
José Juan escribiendo un cuento de 99 palabras en los aseos de un local del centro de Valencia (Paco Llopis).
José Juan escribiendo un cuento de 99 palabras en los aseos de un local del centro de Valencia (Paco Llopis).
«Es un proyecto libre, escribo en el baño para desprenderme de lo que siento, igual que la gente va al baño para desprenderse de lo que le sobra», explica José Juan. Es un artista en potencia que lleva escribiendo en aseos públicos de Valencia, y de otros sitios que visita, desde abril.No escribe en todos los baños públicos, sólo en aquellos en los que sabe que sus seguidores pueden sentirse identificados con sus textos, y donde, además, intuye que no lo van a borrar. Por ello, José Juan (www.fotolog.com/shit_happening) se niega rotundamente a escribir en franquicias y en grandes superficies.

Se prepara a conciencia

Su modus operandi siempre es el mismo: entra en el local y, si ve un ambiente propicio, va al baño. Una vez allí, rotulador en mano, escribe un cuento o una poesía: «Floto como un peso muerto a merced de las corrientes / Cansado de luchar por llegar a puerto, hastiado de verme sometido al capricho de las olas / Anduve entretenido y desnortado, nadie me avisó de la pleamar y cuando llegué a la playa sólo había barro y conchas huecas...».

Dependiendo del tiempo, José Juan escribe más o menos. Eso sí: «Yo nunca improviso. Siempre llevo una libreta y apunto todo lo me viene a la cabeza; así, después, sólo tengo que copiar», aclara.

El Thyssen tiene un poema suyo

Grandes museos como el Thyssen no escapan a la poesía de José Juan. En sus cuartos de baño se puede leer una. Además, ciudades como Oslo, Granada, Albacete o Praga cuentan con su seña de identidad. Su próximo reto es poder escribir en los cines Albatros y Babel: «Estos son los cines de toda la vida y me gustaría poder escribir en sus aseos», afirma. De momento, las únicas que no podrán disfrutar de su arte son las mujeres, ya que sólo escribe en los cuartos de baño de hombres.

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