“Vamos a convertirnos en Mangos, Zaras y Desiguales”

  • El centro de la capital catalana pierde identidad para parecerse, cada vez más, al centro comercial de cualquier gran urbe occidental.
  • El Ayuntamiento de Barcelona crea un grupo de trabajo para proteger y preservar los comercios emblemáticos.
  • Se prevé dar impulso a programas ya existentes como el reconocimiento de ‘Guapos para Siempre’ o ‘Arraigados a la ciudad’.
En la imagen Montse Agut, copropietaria de Can Culleretes, un restaurante con más de 230 años de historia.
En la imagen Montse Agut, copropietaria de Can Culleretes, un restaurante con más de 230 años de historia.
Clara PI
En la imagen Montse Agut, copropietaria de Can Culleretes, un restaurante con más de 230 años de historia.

“Ayudas económicas, para nada”, es la denuncia que ha hecho a 20 minutos la propietaria de Can Culleretes, Montse Agut, cuando se cumple un año de la denuncia por parte de los dueños de los comercios más emblemáticos de Barcelona al Ayuntamiento de Ada Colau.

Los propietarios de los negocios que conforman la esencia de la capital catalana denuncian que “la alcaldesa no atendía a sus llamadas y ni si quiera tenían noticias de las 44 alegaciones que fueron presentadas al plan especial de protección de comercios emblemáticos” que tiene como objetivo preservar la identidad de Barcelona en estos tiempos en los que, las grandes marcas se comen a los negocios locales de toda la vida.

El problema se originó principalmente con la caída de las ventas y el cambio en la legislación de arrendamientos urbanos (LAU) –conocida como ley Boyer–, que entró en vigor a finales de 2014 y que, obligó a los propietarios actualizar los alquileres de renta antigua. Por un local de la zona de Portal del Ángel o las Ramblas, el arrendatario pagaba unos 600 € al mes, mientras que las multinacionales ofrecían al propietario hasta un total de 30.000€ mensuales.

La antigua camisería Deulofeu de la plaza Sant Jaume es un ejemplo de las tiendas afectadas. Pagaba 4.000 € de alquiler al mes, a pesar de que el dueño ya se quería jubilar, los empleados le pidieron alargar un poco más, pero les subían tanto el precio del alquiler que fue inviable.Actualmente, en su lugar, hay una conocida cadena de cafeterías.

A su lado, Desigual y enfrente la sucursal de otra cadena de fastfood… Las leyes del mercado imponen su cara más cruel, “vamos a convertirnos en mangos, zaras y desiguales” asegura Montse Agut, propietaria del restaurante Can Culleretes, un milagro de supervivencia que cuenta con 230 años de historia.

Superada la escabechina que supuso para el sector la actualización de alquileres, siguiendo el dictado de la LAU, el Ayuntamiento, presionado por los medios, los comerciantes y la ciudadanía, ha decidido tomar cartas en el asunto.

Este mismo lunes el Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado que ha constituido un grupo de trabajo formado por expertos para desarrollar medidas con el objetivo de proteger los comercios emblemáticos y buscar instrumentos jurídicos y de gestión que permitan definir un marco de actuación en este ámbito. Esta medida se concreta en el Plan específico de protección y apoyo a los establecimientos emblemáticos.

Una de las medidas supondrá  impulsar uno de los programas ya existentes de reconocimiento de estos establecimientos como "Guapos para siempre" y "Arraigados a la ciudad”.

Por otro lado, los locales que acaben cesando la actividad actual se intentará que puedan permanecer activos preservando todo el patrimonio arquitectónico y mobiliario, y también se buscará nuevas ubicaciones para las actividades que, a pesar de ser rentables, tienen una nueva cuota de alquiler que puede hacer peligrar la continuidad.

Por eso esta medida de gobierno se dirige a los comerciantes de establecimientos emblemáticos, a los propietarios de estos establecimientos y a los ciudadanos de Barcelona, ya que los consumidores son corresponsables de la conservación de los establecimientos emblemáticos.

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