El que fue prometido de la escritora británica Helen Bailey, Ian Stewart, fue declarado hoy culpable por un tribunal de St Albans, al norte de Londres, de asfixiar a su pareja y arrojar el cuerpo a una fosa séptica con el objetivo de hacerse con su fortuna.

El jurado consideró por unanimidad que Stewart, de 56 años, drogó durante meses con sedantes a la autora de más de 20 obras juveniles, hasta que finalmente la mató con una almohada para tratar de quedarse con los cerca de 4 millones de libras que poseía (4,7 millones de euros).

Una vez que se dictó la culpabilidad de Stewart, mañana se conocerá la sentencia.

Los fiscales describieron al hombre como un "narcisista", "frío y calculador", que conoció a Bailey por internet en 2011 y trazó una mentira "a largo plazo" para asesinarla y heredar sus posesiones, fruto de éxitos literarios como la serie "Electra Brown".

"A mi juicio, el dinero es el principal motivo, el más obvio, que le llevó a hacerlo", señaló el magistrado Andrew Bright.

Tras matar a Bailey el 11 de abril de 2016, cuando la escritora tenía 51 años, Stewart explicó a su familia y a la policía que su prometida había desaparecido tras dejar una nota en la que declaraba que necesitaba tiempo para ella misma.

El cuerpo fue encontrado tres meses después, junto al de su perro Boris, en un tanque para residuos bajo la vivienda valorada en 1,3 millones de libras (1,5 millones de euros) que ambos compartían en la localidad de Royston, al norte de Londres.

El mismo día del asesinato, Steward elevó la cantidad que se transfería cada mes de forma automática desde la cuenta bancaria de su prometida a la que ambos compartían, de 600 a 4.000 libras (de 700 a 4.680 euros).

También trató de utilizar poderes notariales para vender un piso propiedad de Bailey en la localidad de Gateshead (noreste de Inglaterra).

El veredicto contra Stewart ha llevado a la policía británica a avanzar que revisará de nuevo la muerte de su anterior esposa, Diane, con la que tuvo dos hijos y cuyo cuerpo fue hallado en el jardín de la casa familiar tras sufrir un ataque de epilepsia.