Así se han expresado el presidente de Palma XXI, Jaume Garau, y el de Tramuntana XXI, Antoni Martínez, en un comunicado a raíz del propósito de Aena de aumentar la capacidad operativa del aeropuerto de Son Sant Joan.

Desde ambas entidades han advertido que este crecimiento también puede "menguar la calidad de la experiencia de los visitantes" y "dificultar" la gestión de recursos (agua y energía), residuos, infraestructuras y equipamientos, territorio, biodiversidad y paisaje, en una isla "limitada y frágil, que justamente basa su actividad económica en la calidad ambiental".

Además, han calificado de "tímidos" los "intentos de los gobernantes para regular los flujos de visitantes", que "topan con la resistencia de sectores, la lógica de los cuales se basa en la maximización de los beneficios privados y rápidos, y al margen de consideraciones imprescindibles para un modelo que pretenda ser sostenible".

Con todo, admiten que intentar planificar o limitar el flujo resultará "casi inútil" si no hay "capacidad para intervenir de forma efectiva en las decisiones que afectan a las puertas de entrada y salida", en referencia a los puertos y aeropuertos.

Por eso, desde Palma XXI y Tramuntana XXI han querido sumarse "a las numerosas voces de preocupación" y han pedido a los representantes políticos "que reivindiquen un papel protagonista en el control del tránsito portuario y aeroportuario de Mallorca y, a corto plazo, que impulsen una moratoria en las políticas de crecimiento cuantitativo anunciadas para aquello que reclamamos como verdaderos servicios públicos".