El corto de 25 minutos de duración, presentado oficialmente en la pasada edición de la Seminci, es un monólogo en el que una mujer habla frente a la cámara con su hijo, de corta edad, muerto. Una historia dramática cuya protagonista es su propia hija, Elisa Martín, que también acudirá a la presentación de mañana. "Hay una belleza del dolor, de la pérdida de estas cosas que forman parte de nuestra existencia", reflexiona Martín Garzo.

Es la cuarta ocasión en que se proyecta la cinta tras la citada en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la Universidad y el Museo Nacional de Escultura. "Tengo mucha curiosidad por volver a verla", reconoce el escritor ante la inminente proyección.

Para este gran apasionado al mundo del cine, uno de los recuerdos que no olvida fácilmente -al margen del puramente creativo del que sí se encuentra satisfecho- es la complicación técnica que supone un proyecto de estas características y la necesidad por reunir a un buen equipo técnico y humano.

Pese a estas dificultades, Gustavo Martín Garzo tiene ya escrito el guion para el siguiente corto, a realizar si fuera posible este mismo año. Su intención es empezar la segunda aventura cinematográfica tan pronto como estén resueltas con garantías las condiciones económicas y profesionales.

Aunque no quiere adelantar cuál será el argumento de su próximo trabajo en el cine, el premio Nacional de Narrativa con El Lenguaje de las fuentes (1994) sí espera sorprender al espectador en una historia entre dos amigas que quedan en un bar para hablar, muy diferente a 'Un dedo en los labios'.

Martín Garzo ha iniciado ya los contactos con profesionales de los distintos ámbitos profesionales y asegura que en este segundo cortometraje trabajará también con Gonzalo del Pozo Vega.