Líbano, las malditas bombas de racimo

  • El ejército de Israel lanzó en tres días más de 1,2 millones de bombas de racimo en suelo libanés.
  • El 40% no llegó a estallar, convirtiéndose en peligrosas bombas antipersona.
  • Este es el argumento del cuarto capítulo de "Un día más con vida".

A veces pensamos que las guerras terminan cuando se declara el alto el fuego. Pero lo cierto es que continúan, no sólo en los heridos, en los mutilados, en la familias que lo han perdido todo, sino también en la munición que queda sobre el terreno.

Durante los últimos tres días de combates entre Israel y Hezbolá, en l guerra que los enfrentó en 2006, el ejército hebreo lanzó sobre territorio libanés 1.800 cohetes que esparcieron a su vez 1,2 millones de bombas de racimo. "Lo que hicimos allí fue una locura, algo monstruoso", declaró al periódico Haaretz uno de los comandantes israelíes responsables de la acción.

Si hay un problema, no os mováis del lugar. Sacaremos a la persona accidentada

Una “locura”, un último acto desesperado del gobierno de Ehud Olmert -que tras 33 jornadas de ataques masivos, finalmente comprendía que no podía vencer a Hezbolá-, cuyo precio la población civil de Líbano sigue pagando, ya que las bombas de racimo, que en un 40% de los casos no explosionan al llegar al suelo, se convierten en minas antipersona.

En este cuarto capítulo de "Un día más con vida", la primera serie documental producida para Internet, no sólo conozco de primera mano a niños que cogieron los explosivos del suelo pensando que eran juguetes o frascos de perfume, con las terribles secuelas físicas que eso les causó. Además, acompaño a un grupo de artificieros que cada día ponen en riesgo su integridad para tratar de desactivar y recoger las bombas de racimo.

Se trata de una experiencia que comenzó con una charla nada tanquilizadora del responsable de la misión. “Hossam, el paramédico, estará detrás nuestro. Si hay un problema, no os mováis del lugar. Sacaremos a la persona accidentada”, nos dijo segundos antes de lanzarnos al terreno.

Una campaña mundial

Uno de mis primeros destinos como periodista, a principios de los años noventa, fue Camboya. La misión de Naciones Unidas acababa de desembarcar, y los jemeres rojos controlaban aún partes del país. No pasaba un día sin que tuviera que ir al hospital a ver a una nueva víctima de las minas antipersona. Ancianos, niños, mujeres, que salían a trabajar al campo, que caminaban hacia la escuela, y que perdían las piernas por estos artefactos malditos que no distinguen entre combatientes y civiles, que permanecen en el terreno cuando se acaban las guerras.

En 1997, cuando se aprobó la convención de Ottawa, que limita el uso y producción de este armamento, experimenté una gran alegría, aunque EEUU decidiera voluntariamente quedarse al margen como lo ha hecho también con la Convención sobre los Derechos del Niño o el Tratado de Kyoto.

Hoy la comunidad internacional ha puesto en marcha una campaña para tratar de prohibir las bombas de racimo. La fecha prevista para la firma del acuerdo sería marzo de 2008. Y la emisión en 20minutos.es de este nuevo capítulo de "Un día más con vida" intenta justamente alentarnos a que sumemos nuestro apoyo esta iniciativa. Como ciudadanos, consumidores y votantes, levantar nuestra voz para no ser cómplices en el futuro de más muertes de inocentes.

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