Así lo ha indicado el Instituto Municipal de las Artes Escénicas (IMAE) en una nota en la que ha señalado que desde que en los años 70 y 80 la 'Lindsay Kemp Company' escandalizara y maravillara a la escena mundial con un "extraordinario y heterodoxo cruce de estilos" la magia de los espectáculos del creador británico "permanece intacta y, como entonces, gira fundamentalmente en torno a su personalísimo carisma como intérprete".

Su presencia en escena, superados ya los 70 años, trasciende siempre cualquier género o categoría y, por otro lado, se mantiene fiel a unas reglas y una técnica que mantiene inamovibles: las suyas, unas normas que tienen como único fin el de transmitir emociones. Como el artista afirma, "una inmovilidad cargada de emociones vale más que cien gestos mecánicos".

'Kemp Dances' puede definirse como un "mosaico espectacular y emocionante" de personajes y cuentos fantásticos, realizados en escena junto a sus colaboradores con una mezcla ecléctica de música y narración. El montaje ofrece desde una onírica identificación con Violetta y la Callas en Recuerdo de una Traviata, hasta el interior de la locura mística de Nijinsky o el legendario bailarín de los Ballets Rusos, entre otros.

La producción incluye también dos nuevos números: 'Mi vida', creada por el gran coreógrafo belga Luc Boy, con música de Gregorio Paniagua, Francisco Tárrega y Arvo Part, y 'La mujer de rojo', pieza construida sobre canciones populares francesas.

Lindsay Kemp está considerado una figura "esencial" del teatro del siglo XXI, al que ha aportado un lenguaje impactante y accesible para todos con el que todavía vuela sobre los escenarios del siglo XXI para mostrar su "incatalogable arte".

El Teatro Góngora lo recibe más de una década después de que presentara en el Gran Teatro de Córdoba (2005) su espectáculo 'Elizabeth I, el último baile', en el que recreaba los últimos días de la reina Isabel I de Inglaterra. También han pasado bastantes años de su última visita a la ciudad, en dos ocasiones a lo largo de 2008, para participar como director de escena en dos óperas coproducidas y ofrecidas ese año por el Gran Teatro -'Los cuentos de Hoffmann' y 'Madame Butterffly'-, que el "irrepetible artista" impregnó con la magia de su trabajo.