El ánimo de los españoles sigue estancado, ni mejora ni empeora, pero sube algo su optimismo sobre la sociedad, impulsado por la estabilidad política tras casi un año con un Gobierno en funciones y dos elecciones generales. Esta es la principal conclusión de la segunda ola del Índice de Ánimo Ciudadano (IAC), una de las ramas del estudio sociológico Ulises de 20minutos, elaborado por MyWord con entrevistas realizadas entre el 29 de diciembre de 2016 y el 5 de enero de 2017.

El ánimo ciudadano se mantiene relativamente estable en comparación con la anterior ola del estudio, realizado en otoño de 2016, cuando aún no había tomado posesión Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Sin embargo, a pesar de la estabilidad política, los españoles siguen sin superar el examen de ánimo: obtienen una puntuación de 47,7 sobre 100, casi un punto más (0,8), una variación tan leve que no se traduce en un cambio significativo.

¿Y cómo se mide el estado de ánimo ciudadano? Para obtener este dato se tienen en cuenta tres valores: el Índice de Satisfacción con el País (ISP) en el que se vive, que sigue a la cola con 38,2 puntos pero registra una evolución ascendente en esta nueva ola; el Índice de Ánimo Personal (IAP), que se mantiene estable con 65 puntos y sigue siendo el único que aprueba... y con algo de nota; y, por último, el de ánimo social (IAS). Precisamente en este último, que sigue siendo negativo (39,7), se ha producido un ascenso reseñable en uno de sus elementos: el optimismo en la sociedad.

En la encuesta de otoño esta emoción ocupaba la cuarta posición dentro de los apartados del ánimo social. Ahora se incrementa en más de 3 puntos y asciende al primer lugar (con una puntuación de 42), por encima de otros elementos emocionales como la ausencia de depresión o la sensación de seguridad, que apenas sufren modificaciones. De este modo, el estudio arroja que los españoles perciben una sociedad más optimista que hace tres meses.

Se mantienen prácticamente igual dos apartados: la percepción de una sociedad que no desprecia al diferente y el tener tiempo para hacer lo que uno disfruta. Esta poca variación global contribuye a mantener el ánimo social relativamente estable (0,7 puntos más respecto a la anterior ola).

Después de dos elecciones generales y 314 días de incertidumbre política, la formación de Gobierno parece haber empujado positivamente al agrado de los españoles con el país en el que viven.

Según la medición del Índice de Satisfacción el País –el valor más débil que compone los tres subíndices del Ánimo Ciudadano–, la sociedad está hoy ligeramente más satisfecha con la política que hace tres meses: ha pasado de otorgarle una puntuación de 14 puntos en la encuesta de otoño a los 17,9 actuales. No obstante, a pesar de la mejoría, la política continúa siendo la causa de mayor insatisfacción para los encuestados. Le sigue en la penúltima posición la calidad del empleo.

De los últimos datos de empleo de la Encuesta de Población Activa (EPA) se desprende que el número de desempleados bajó hasta los 4.237.800 en 2016, un 18,6% de la población activa. Estos son los mejores datos de paro desde 2009, unas cifras que contrastan con una tasa de temporalidad del 26,5%, el máximo con Rajoy como presidente del Gobierno. Es decir, hay menos parados pero la calidad del empleo creado es mucho menor, unos datos que van acorde con lo que arroja Ulises: la calidad del empleo ocupa el penúltimo lugar del ranking después de la política, pero parece que inicia una pauta positiva, con 1,2 puntos más.

Existen otros apartados como la contribución a la cultura o la situación económica que podrían haber iniciado una tendencia positiva y en el futuro podrían ser factores que aporten mejorías en la valoración que tienen los ciudadanos de España.

Esta evolución de la percepción de la economía se afianza con hechos como que el Producto Interior Bruto (PIB) cerró el 2016 con un crecimiento del 3,2%, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los logros del deporte de élite siguen siendo el principal motivo de orgullo nacional para los españoles, con 62,96 puntos. La felicidad por estos hitos apenas sufre cambios, lógico teniendo en cuenta que no hubo grandes acontecimientos deportivos en el periodo de tiempo en el que se realizaron las encuestas, las fiestas navideñas.

El segundo motivo de orgullo patrio lo ocupan las artes (50,4). Aquí hay cabida para la alta cocina, donde algunos cocineros nacionales han contribuido a sentir orgullo por la alta gastronomía española. Por ejemplo Martín Berasategui, quien el pasado noviembre se convirtió en el único español con dos restaurantes de tres estrellas en la prestigiosa Guía Michelin; o Ferran Adrià, y el chef José Andrés. Estos dos últimos han llegado a ser seleccionados por la revista Time entre los 100 los cocineros más influyentes del mundo.

La industria de la moda también tiene cabida en el apartado del sector artístico. Empresas con sello ibérico como Inditex oMango siguen expandiendo la costura española a nivel internacional, además de aportar peso en la economía global (otro de los elementos del ISP).

El tercer lugar lo ocupa la calidad de la sanidad (50,3), a pesar de los recortes realizados a esta rama del sector público en los últimos años.

A pesar del ascenso leve del optimismo social y de la satisfacción con el país, la medición del ánimo personal (IAP) –único valor del Índice de Ánimo Ciudadano que aprueba– refleja que la autoestima individual sigue siendo la base más robusta del ánimo ciudadano.

Los puntos más fuertes son la confianza en uno mismo y el no sentirse despreciado. El no tener miedo ocupa el tercer lugar.

En el lado contrario de la balanza están las emociones con una puntuación inferior a la media. Al igual que en el trimestre anterior, son el tener tiempo para hacer cosas con las que se disfruta, el no sentirse desanimado y deprimido y el optimismo para con el futuro.