Retrata a mujeres tapadas por telas, verduras, pasteles y otros elementos de lo doméstico

  • La fotógrafa estadounidense Patty Carroll muestra a mujeres escondidas, camufladas o engullidas por el mobiliario, la comida o los objetos de sus hogares.
  • Son escenas domésticas teatralizadas donde la verdadera identidad de las 'amas de casa' se pierde en los adornos de la domesticidad.
  • 'Mujeres anónimas' enfatiza el papel de 'naturalezas muertas', bellas pero sin identidad propia, a la que son reducidas con frecuencia las condiciones femeninas.
'Cabeza de repollo', foto de Patty Carroll
'Cabeza de repollo', foto de Patty Carroll
© Patty Carroll Photography
'Cabeza de repollo', foto de Patty Carroll

En un momento en que se mantiene la polémica sobre los códigos de vestuario femenino de algunos credos religioso y sociales integristas, que consideran pecaminoso que las mujeres muestren cualquier parte de su cuerpo, la fotógrafa estadounidense Patty Carroll ha decidido, en un giro humorístico y crítico, mostrar a amas de casa como naturalezas muertas engullidas por los elementos domésticos que las rodean y de los que se ocupan. La serie Anonymous Women (Mujeres anónimas) es el resultado de la iniciativa.

Las fotos, que ahora se editan en libro [Daylight Books, 112 páginas, 45 dólares], muestra un imaginario entre grotesco y social sobre cómo las condiciones de identidad de las mujeres de cualquier parte del mundo son reducidas con frecuencia al papel de "naturalezas muertas", bellas pero sin identidad propia. En las fotos de Carroll, las amas de casa aparecen escondidas, tapadas, cubiertas o camufladas por muebles, verduras, drapeados de cortinas o tapicería, viandas para un picnic o vestuario y accesorios.

"Estas no-vidas son coloridas, hermosas, misteriosas, humorísticas y articulan las muchas relaciones complejas, personales y culturales, existentes entre las mujeres y el hogar", dicen desde la editorial al hablar de la obra, cuyo temario más asentado en la polémica presenta a mujeres envueltas en telas. Las modelos desaparecen, forradas en cortinajes y otras telas. Aunque no es la intención de la autora, es imposible eludir la referencia a los tocados islámicos.

Las fotos, dice Carroll, intentan "experimentar la dicotomía de la domesticidad". Aunque la casa es "un lugar de comodidad" pero también puede ser "camuflaje para la identidad individual", sobre todo "cuando la decoración idealizada se convierte en una obsesión o una indicación de posición económica" o del estado de las amas de casa.

Permanecer en casa, añade la artista, es una condición a la que aspiran algunas mujeres que consideran que ser ama de casa las coloca en "un lugar de poder", mientras que otras la aborrecen debido a la "atmósfera de prisión". En todos los casos, las mujeres necesitan "una habitación propia" y la serie acude a referencias a las estatuas drapeadas del Renacimiento, las monjas en hábitos, las mujeres vestidas con burka, la Virgen María, las túnicas de sacerdotisas y jueces y el vestuario clásico griego y romano.

La cortina de Escarlata O'Hara

La serie es también un guiño al personaje de Escarlata O'Hara en la película Lo que el viento se llevó, donde la mujer, impávida por la guerra, aprovecha una cortina para confeccionar un hermoso vestido.

An0nymous Women presenta "imágenes visualmente impresionantes de mujeres en escenas domésticas y teatrales", en las cuales la "verdadera identidad se pierde en los adornos de la domesticidad", explica la editorial. La obra permite "articular las muchas y complejas relaciones, tanto personales como culturales, entre las mujeres y el hogar".

La cabeza cubierta por pasteles, tocino, una col...

El proyecto tiene tres partes. En la primera serie, Carroll fotografía la cabeza de una mujer vulnerable y muy pálida con la cabeza cubierta por una col, un pastel, tiras de tocino, un marco de fotografía, bolsas de té... Al estar oscurecidos los ojos de la modelo, el espectador sólo puede ver la cara a través del filtro de los alimentos u objetos de la casa.

En la segunda, una mujer solitaria se esconde dentro de su casa y tras telas ricamente texturizadas y cortinas. Camuflada por el interior doméstico, la misteriosa protagonista envuelta se ha sumergido en el recinto doméstico y las fotos destacan los borrosos límites entre el ama de casa y su hogar.

En la sección final Carroll se mueve más allá del simple cortinaje para definir a la mujer, usando objetos para reflexionar sobre la recolección obsesiva, la acumulación y la decoración. La figura desaparece en un entorno claustrofóbico que proporcionan narrativas sobre los intereses e identidades de las mujeres, desde la que exhibe todos sus trofeos, la coleccionista de platos, la tejedora compulsiva o la atrapada en los años setenta.

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